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SILVANA GIRARDO
La emergencia de una “conciencia ecológica” en un grupo de campesinos de Morelos
[…] anteriormente yo no tenía el hábito de sembrar un pápalo, un cilantro, un
rábano, cosa que ahora, con lo de las APCIS sí. Tomamos el Diplomado de
Agricultura y yo no tenía esos hábitos […] porque yo antes me dedicaba al
negocio de la papelería; mi vida dio así un giro, y lo dio muy rápido. Para mí
sí es una experiencia pues rica, bonita, y mi hábito es de seguir aprendiendo
[…] (Virginia, 34 años. Col. Ángel Bocanegra, 2012).
También mencionaron haber puesto en práctica alguna de las técnicas
ecológicas (ecotecnias) aprendidas, como la instalación de filtros de aguas
jabonosas y su reutilización para riego; la construcción de estufas ahorradoras
de leña; la instalación de camas biointensivas para huertos; la construcción
de cisternas de ferrocemento, entre otras.
En el caso de los que ya realizaban alguna actividad agropecuaria, el
aprendizaje de nuevas técnicas y procedimientos ha significado mejoras y
beneficios en sus labores. El empleo de abonos e plaguicidas orgánicos que
ellos mismos elaboran, por ejemplo, representa un ahorro, al no tener que
comprar agroquímicos, y brinda satisfacción al saber que están preservando
la calidad del suelo y de sus cultivos. Quienes criaban animales se han
visto beneficiados al implementar técnicas naturales para tratar y prevenir
enfermedades, ahorrándose así las medicinas y aprovechando los recursos
disponibles (hierbas, flores, medicinas caseras). Otras personas señalaron
haber aprendido a agregar valor a sus productos, y que ello les ha permitido
vender a un mejor precio.
Antes ocupábamos químicos, ahora nuestras plantas y cultivos les echamos
nuestro abono orgánico. Y es útil por el dinero que ahorras […] Por otro lado
me ayuda porque siento que ayudo al planeta tierra, a reciclar. Para que no
dejemos a nuestros hijos el plantea con tanta contaminación (Modesto, 48
años. Nepopualco, octubre, 2012).
Los sujetos reconocieron asimismo haber modificado hábitos cotidianos,
que se manifiestan en el espacio doméstico: separar los residuos y reutilizarlos
para abonar la tierra o para producir composta (en lugar de quemarlos o
desecharlos); elaborar y usar fertilizantes y plaguicidas orgánicos (en lugar
de químicos); realizar algunas prácticas de conservación de suelo, como la
rotación de cultivos, el chapeo sin herbicidas, la construcción de caracoles para
retener agua y suelo durante la temporada de lluvias, entre otras. También el
empleo de hierbas y otros productos locales y regionales para uso medicinal
y cuidado de la salud.