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NAYELY MELINA REYES MENDOZA l JUAN CARLOS MIJANGOS NOH
Marco de acción para la emancipación: educación no formal y participación comunitaria
colectividad y tal vez un poco más allá, con el entorno social que lo envuelve.
Este proceso no es tan solo un acto singular con el cual se quieren expresar
soluciones individuales sobre sus necesidades y beneficios, al contrario, se
trata de procesos plurales que lleven en primer lugar a resolver problemas
de los grupos y, posteriormente, realizar aprendizaje e identificación con el
resto de los sujetos comunitarios para enfrentar los graves problemas.
Llegar a este estadio de participación requiere el uso de la educación como
una herramienta social que sirva para crear autónomamente condiciones de
bienestar que corresponden a cada individuo y comunidad de este país. Por
ello, la acción comunitaria, fuera de ser una moda, se yergue como la opción
para alcanzar esta meta en virtud que reúne condiciones metodológicas para
incidir en la transformación de la sociedad mexicana. De acuerdo con Llena,
Parcerisa y Úcar (2009):
1. La emergencia de comunidades locales que esgrimen la fuerza de sus
propias culturas podría ser, en buena medida, una respuesta a las presiones
globalizadoras que, en su versión más ligera, pretenden alejar a las
comunidades locales de su libre autodeterminación.
2. La vuelta a lo comunitario se puede interpretar como una estrategia para
hacer frente a los cambios en las relaciones sociales que dejan entrever
las situaciones de fragmentación social, exclusión social y desafiliación,
además del individualismo, cuyos efectos han sido perniciosos para la
sociedad moderna y;
3. La estrecha relación de lo comunitario con la política da relevancia a los
alcances de la acción comunitaria en un marco cambiante y móvil al que
las sociedades tratan de responder a través de nuevas formas organizativas
y modelos actualizados de autogobierno.
Considerando las referidas fortalezas de la acción comunitaria y sin olvidar
que son las personas y sus organizaciones las que favorecen la construcción del
contexto donde se va a actuar, un proyecto que una elementos de participación,
educación y comunidad, al margen del Estado, constituye una propuesta
alternativa plausible para dar respuesta a las dinámicas que la sociedad enfrenta
hoy en día, en particular en el plano educativo. El cambio hacia otro tipo de
sistema y cultura educativa a través de la participación es congruente con las
recomendaciones internacionales (Unesco, 2006) que coinciden en señalar
la necesidad de una educación para la participación que sea práctica y con
objetivos muy claros, ya que solo se aprenden conductas de participación
mediante la práctica. Dicha práctica debe ir acompañada de aprendizajes teóricos
adecuados a la edad y cultura de los estudiantes (Marina y Bernabeu, 2007: