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96 NAYELY MELINA REYES MENDOZA l JUAN CARLOS MIJANGOS NOH Marco de acción para la emancipación: educación no formal y participación comunitaria colectividad y tal vez un poco más allá, con el entorno social que lo envuelve. Este proceso no es tan solo un acto singular con el cual se quieren expresar soluciones individuales sobre sus necesidades y beneficios, al contrario, se trata de procesos plurales que lleven en primer lugar a resolver problemas de los grupos y, posteriormente, realizar aprendizaje e identificación con el resto de los sujetos comunitarios para enfrentar los graves problemas. Llegar a este estadio de participación requiere el uso de la educación como una herramienta social que sirva para crear autónomamente condiciones de bienestar que corresponden a cada individuo y comunidad de este país. Por ello, la acción comunitaria, fuera de ser una moda, se yergue como la opción para alcanzar esta meta en virtud que reúne condiciones metodológicas para incidir en la transformación de la sociedad mexicana. De acuerdo con Llena, Parcerisa y Úcar (2009): 1. La emergencia de comunidades locales que esgrimen la fuerza de sus propias culturas podría ser, en buena medida, una respuesta a las presiones globalizadoras que, en su versión más ligera, pretenden alejar a las comunidades locales de su libre autodeterminación. 2. La vuelta a lo comunitario se puede interpretar como una estrategia para hacer frente a los cambios en las relaciones sociales que dejan entrever las situaciones de fragmentación social, exclusión social y desafiliación, además del individualismo, cuyos efectos han sido perniciosos para la sociedad moderna y; 3. La estrecha relación de lo comunitario con la política da relevancia a los alcances de la acción comunitaria en un marco cambiante y móvil al que las sociedades tratan de responder a través de nuevas formas organizativas y modelos actualizados de autogobierno. Considerando las referidas fortalezas de la acción comunitaria y sin olvidar que son las personas y sus organizaciones las que favorecen la construcción del contexto donde se va a actuar, un proyecto que una elementos de participación, educación y comunidad, al margen del Estado, constituye una propuesta alternativa plausible para dar respuesta a las dinámicas que la sociedad enfrenta hoy en día, en particular en el plano educativo. El cambio hacia otro tipo de sistema y cultura educativa a través de la participación es congruente con las recomendaciones internacionales (Unesco, 2006) que coinciden en señalar la necesidad de una educación para la participación que sea práctica y con objetivos muy claros, ya que solo se aprenden conductas de participación mediante la práctica. Dicha práctica debe ir acompañada de aprendizajes teóricos adecuados a la edad y cultura de los estudiantes (Marina y Bernabeu, 2007: