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NAYELY MELINA REYES MENDOZA • JUAN CARLOS MIJANGOS NOH Marco de acción para la emancipación: educación no formal y participación comunitaria
93 en la que está inserta, resulta en una visión parcial y limitada de los alcances y fines de esta actividad esencialmente social. Es decir, afirmamos que la escuela, y en general los sistemas de educación formal establecidos, siguen líneas que conducen a la reproducción del sistema social y económico que los engendra( Bourdieu y Passeron, 2005).
La crisis de nuestros sistemas educativos no obedece solo al fracaso de los variados ensayos educativos que se han hecho en diversos lugares y en diferentes momentos sino, fundamentalmente, a que no se le asigna a la educación el lugar que verdaderamente le corresponde dentro de un proyecto de desarrollo global de los países, que tenga base y proyección humana( Mújica, 2006). Dado que en México ninguna propuesta de desarrollo estatal en general o educativa en particular ha estado permeada y conducida por una visión o proyección humana que busque la realización de las personas y se fundamente en los derechos humanos, los resultados educativos globales saltan a la vista y son negativos. Y en esta área de oportunidad la educación no formal se convierte en estrategia no solo posible sino efectiva para lograr transformaciones sociales que incidan en los resultados educativos.
El término educación no formal, planteado Coombs( 1968), surge un poco antes de que la escuela fuese fuertemente cuestionada, desde la teoría crítica, por los pobres resultados que presentaba( Illich, 1973; Reimer, 1973). Se le definió como“ toda actividad educativa sistemática, organizada, ejercida fuera del marco del sistema formal para proporcionar determinados tipos de aprendizaje a subgrupos particulares de la población, tanto adultos como niños”( Coombs y Ahmed, 1974: 8).
Más tarde Cremin( 1976: 27) reconocía a la educación no formal, como una modalidad educativa válida porque“... si la educación es un esfuerzo sostenido, intencional y sistemático para transmitir, evocar o adquirir conocimientos, actitudes, valores o habilidades, así como los resultados de este esfuerzo; entonces es claro que la educación de niños, jóvenes y adultos tiene y ha tenido lugar en muchos espacios y a través de diversas actividades. Las escuelas, por tanto, no son la única ni la más potente institución para educar”.
A su vez Trilla( 1996: 30) refuerza esta idea al mencionar que:
Los procesos educativos formales y no formales son procesos intencionales, desarrollados a partir de la previa y explícita formulación de objetivos pedagógicos, generados por agentes cuyo rol educativo está institucional o socialmente reconocido, y que acometen su función educativa de forma relativamente autónoma.