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LAURA XIMENA ESTÉVEZ MORENO
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ERNESTO SÁNCHEZ VERA
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WILLIAM GÓMEZ DEMETRIO
La producción ovina como parte de los modos de vida de los habitantes de las áreas protegidas
respeta y no se entra. Pero si el usuario del baldío no avisa a los vecinos y
los borregos de otros se lo comen, ni modos. Además aquí todo ahorita está
descubierto. Porque si usted me cerca y no me deja pasar pa’ llá’, usted va
a pasar para allá para el otro y no la dejo... Entonces no hay problema. Los
pastores respetan cuando se “segundea”, es decir que se le hace a la tierra
el segundo trabajo para sembrar y a partir de ahí ya no se entra (Comalazo,
productor ovino, 2014).
El acceso a otros ejidos se logra mediante un aporte en especie (un animal/
año) o en dinero, que el pastor interesado entrega anualmente al comisariado
ejidal del territorio al que quiere ingresar. Esto le permite al pastor hacer uso
de zonas para el pastoreo de ese territorio durante el año, siempre y cuando
respete los cultivos que allí se lleven a cabo. Cerca del 40% de los hogares que
pastorean, visitan ejidos vecinos como San Juan de las Huertas y San Cristóbal.
Según refieren, las principales zonas de pastoreo dentro y fuera del ejido
son: rastrojos (vegetación remanente en las parcelas después de la cosecha),
barbechos (parcelas donde se están haciendo labores de preparación del suelo),
baldíos (parcelas no cultivadas durante varios ciclos productivos), besanas
(orillas de caminos, espacios entre parcelas), pastizales naturales, matorrales
y bosques. Los tres últimos son menos empleados, debido a que solo algunos
pastores toman rutas que ascienden al nevado, y a que el territorio de Ojo
de Agua y de ejidos vecinos de similar altitud, está altamente transformado.
Varios pastores se refirieron a los bosques más como sitios de paso, abrevadero
y descanso, que como de alimentación.
Los meses de noviembre-diciembre a abril-mayo corresponden a la
época seca del año, que coincide con una menor oferta forrajera. Durante
este periodo aumenta el esfuerzo por proveer alimento en los corrales, incluso
por quienes manejan los rebaños en pastoreo permanente. La llegada de
las lluvias coincide con el inicio de las siembras, por lo que los barbechos
dejan de estar disponibles para el pastoreo. Sin embargo como en las otras
coberturas la vegetación aumenta a la par con las precipitaciones, en estos
meses predomina el pastoreo como estrategia. La alimentación en corral durante
todo o parte del año también es una constante. El alimento más común es el
zacate de maíz (tallos y hojas de la planta que quedan luego de la cosecha).
También se suministran maíz amarillo en grano, avena y ebo, sembrados para
alimentar animales. En ocasiones se incluye papa, alimento concentrado y
otros productos. Los hogares analizados cultivan al menos parte del alimento
suministrado a los ovinos.
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