AMER Mexico Rural Tomo I AMER Mexico Rural Tomo I | Page 90

LAURA XIMENA ESTÉVEZ MORENO l ERNESTO SÁNCHEZ VERA l WILLIAM GÓMEZ DEMETRIO La producción ovina como parte de los modos de vida de los habitantes de las áreas protegidas Un aporte indirecto de la producción ovina a este capital consiste en los acuerdos a medias (ver sección 2.2.). Según los entrevistados, estos acuerdos permiten al pastor remunerar mejor su mano de obra al manejar rebaños de mayor tamaño y vender estiércol o servicio de enlamada. También le permiten al dueño de animales emplear su mano de obra en actividades diferentes a la producción ovina, y al mismo tiempo beneficiarse de los ingresos de esta última. Capital físico: De acuerdo con los talleres, la producción ovina contribuye a este capital de manera indirecta a través del financiamiento de la adquisición o mejoramiento de activos asociados a la reproducción del hogar o la producción agropecuaria. Estos incluyen vehículos, mejoras de vivienda, herramientas y depósitos para insumos y cosechas. Sin embargo, solamente el 29.7% de los hogares estudiados reportaron destinar los ingresos de la venta de los ovinos a cubrir alguno de estos gastos. Capital social: Los aportes directos de la actividad ovina al capital social, incluyen la presencia de la “Asociación Ganadera Ejidal de Criadores y Engordadores de Ganado Ovino y Productos del Campo”. Además de hacer un pago en dinero para ingresar a la asociación, el único requisito de permanencia es asistir a las reuniones mensuales. Sus miembros se benefician de los proyectos que la asociación gestiona ante instituciones públicas, así como de la infraestructura comprada de manera colectiva (p.e. molino para cortar y empacar forraje). También reciben beneficios en la obtención de las guías de tránsito de animales, ya que la asociación se encarga de distribuirlas a nivel ejidal. El grupo también sirve para el intercambio de conocimientos y el fortalecimiento del apoyo mutuo. De otro lado, en los talleres y entrevistas se resalta la existencia de una identidad “borreguera”, que ha creado vínculos a lo largo de generaciones. En los hogares estudiados la transmisión de conocimientos sobre esta actividad ha ocurrido de padres a hijos en el 89% de los hogares, y proviene de otros familiares en el 11% restante. Las relaciones de confianza y colaboración son especialmente visibles entre quienes pastorean animales más allá de los límites del ejido: Por lo regular todos los ganaderos, bueno, todos nosotros nos llevamos bien. Porque por ejemplo si uno está pastoreando y se pone un borrego, malo, entonces le dice a otro, “¿sabes qué? Cuídamelos en lo que bajo a dejar este”. O luego cuando son atracos, de por sí uno se baja a avisar, “¿sabes qué?, están atracando a tal persona”. Y ya entonces todos suben. Se debe de llevar uno bien, aunque no se caigan bien, pues hablarse bien. Sí hay gente que es medio payasa, pero es muy, muy poco. Enrique, productor ovino (2014). 83