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JOSÉ ÁLVARO HERNÁNDEZ FLORES Capital cultural y estrategias reproductivas en grupos domésticos periurbanos de manera drástica en las estructuras sociales externas. Una parte considerable de estas prácticas son las que se vinculan a las inversiones y apuestas que los grupos domésticos realizan en el campo cultural, es decir, aquellas que se plantean como objetivo estratégico la transmisión, adquisición, incorporación y acumulación de conocimiento que les permita mantener o mejorar su posición en el espacio social. A continuación se analizan las prácticas que despliegan los grupos domésticos en el campo cultural, en función de las tres modalidades señaladas previamente. 3.1. Prácticas de acumulación de capital cultural en estado incorporado El capital cultural es una especie de capital que no puede ser delegada ni trasmitida instantáneamente por el don, la transmisión hereditaria, la compra o el intercambio; está ligada al cuerpo, y por tanto, supone un proceso de incorporación por parte del agente con el objetivo de apropiárselo, de hacerlo suyo. Por lo regular, el proceso de adquisición y asimilación de capital cultural incorporado ocurre en etapas tempranas, a partir de la pedagogía familiar, de manera totalmente encubierta e inconsciente. En la localidad de estudio la transmisión y adquisición de capital cultural en estado incorporado se puede apreciar, entre muchas otras cosas, en los procesos de socialización vinculados al desarrollo de prácticas económico-productivas, como la agricultura y la producción de ladrillo. La transmisión de este bagaje de conocimientos, destrezas, y habilidades ocurre en el seno del propio grupo doméstico. Esta forma de educación –también llamada “aprendizaje por familiarización”– es uno de los modos típicos de constitución de los habitus individuales a partir de los cuales se transmite el capital cultural. Se trata de un mecanismo espontáneo e inconsciente, infiltrado en todas las prácticas sociales en las que participa el niño desde su más temprana edad, a partir del cual se le introduce a las formas, movimientos, a las maneras correctas de hacer las cosas (DeglInnocenti, 2008). Si uno recorre los talleres de producción de ladrillo ubicados en la localidad de San Diego Cuachayotla, podrá percatarse a simple vista de que se somete a los niños a un aprendizaje muy temprano, haciéndolos participar activamente, ya sea en tareas muy sencillas o en acciones específicas que contribuyen a la realización de una tarea más compleja. Lo mismo sucede en los espacios agrícolas, en donde el conocimiento se aprende y se transmite en el hacer mismo cotidiano, de modo natural e inconsciente: 45