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SONIA COMBONI SALINAS
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JOSÉ MANUEL JUÁREZ NÚÑEZ
La interculturalidad y el diálogo de saberes
dinámica cultural y grupal en un proceso de asimilación, a largo plazo, de
las culturas minoritarias bajo la égida de la cultura dominante (Gutiérrez-
Martínez: 2016: 322).
A diferencia del “primer mundo” las sociedades multiculturales del llamado
“tercer mundo” se caracterizan, en primer lugar, por lo que León Portilla
(Klesing-Rempel y Knoop, 1999) nombra trauma depresivo de la agresión
sistemática a las identidades culturales de los pueblos indígenas, por parte
de los conquistadores primero y después por parte de los estados nacionales.
En un segundo lugar, por “el nepantlismo”, 4 entendido como la “pérdida de
la identidad cultural de los individuos y los grupos sometidos a procesos de
aculturación forzada”; en tercer lugar, por la inhibición del desarrollo de
las culturas minoritarias, no indígenas, a favor de la homogeneidad cultural
nacional; y en cuarto lugar, vemos la imposición del modelo de la sociedad
de consumo en las propias sociedades nacionales, arrojadas al nepantlismo
y por tanto, cada vez más carentes de memoria cultural y de futuro propio
(Klesing-Rempel y Knoop, 1999).
1.1. La interculturalidad como vía para la equidad
En América Latina, la diversidad cultural ha sido debatida desde la segunda
mitad del siglo XX, tomando fuerza a partir de la década de los 90, cuando
se reconoció y asumió esta pluralidad étnica como una realidad en la mayoría
de los países de la región. La fuerza con la que impregnó la discusión en los
diversos espacios sociales le concedió cierta influencia en las políticas públicas
de los diversos países, pero lo esencial fue cuando adquirió un carácter político
a partir de las luchas reivindicativas desde los pueblos indígenas (López,
2009; Walsh, 2009).
Es en esta perspectiva que el concepto de interculturalidad emerge desde
las demandas de reconocimiento de los movimientos indígenas, especialmente
en Sudamérica (López, 2009; Walsh, 2009). Gracias a estos movimientos se
ha puesto en evidencia la necesidad de reconocer las diferencias en base a las
identidades, que se fundamenta en el diálogo y hace énfasis en la convivencia.
Es así que desde los pueblos indígenas se ha construido el concepto de
Retomamos de Portilla el concepto de nepantlismo, que se refiere a comunidades o grupos
dominados y sometidos a procesos de dominación y de violencia simbólica y en muchos casos
física a través de los cuales pierden paulatinamente su cultura, sus representaciones sociales, sus
creencias y formas simbólicas y culturales en favor de la cultura, formas simbólicas y creencias
de la cultura dominante.
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