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SONIA COMBONI SALINAS
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JOSÉ MANUEL JUÁREZ NÚÑEZ
La interculturalidad y el diálogo de saberes
la educación escolarizada históricamente ha sido un aparato de reproducción
del Estado y del statu quo, pero dialécticamente, es este ámbito desde el cual
han surgido más propuestas sólidas de interculturalidad en la práctica.
Introducción
La historia de la humanidad es también la historia de la interacción entre
culturas cuya impronta ha sido siempre la diversidad. Estas relaciones entre
grupos sociales heterogéneos y diversos se ha caracterizado por la dominación
de unos sobre otros bajo diversas formas (desigualdad, control, subordinación
y violencia) como factor distintivo. De esta manera, si bien la humanidad ha
sido consciente de la diferencia, la interacción y la diversidad cultural, tanto
la equidad como la equivalencia en las relaciones nunca han estado presentes
en el trato entre las culturas. Es a partir de estos elementos que se analiza la
interculturalidad, como un concepto en debate y construcción, y que en la
actualidad está cargado de significados diversos y hasta opuestos, dependiendo
de quién lo utilice.
El reconocimiento de la pluralidad cultural ha sido abordado en
prácticamente todos los ámbitos de la sociedad: impartición de justicia, salud,
instituciones públicas, educación, siendo ésta el espacio social desde donde
surge el debate en América Latina y donde más se ha puesto de manifiesto
este análisis. En el abordaje mismo de este fenómeno se han expresado las
diferencias en las formas de pensamiento, cosmovisiones y paradigmas
sustentados y expresados en los intereses de los diferentes sujetos y posiciones
que plantea la problemática.
Por lo anterior, el concepto de interculturalidad no es unívoco ni
unidireccional; por el contrario, expresa situaciones y posiciones distintas
frente a las posibilidades de su construcción, desarrollo y resultados. En
muchas ocasiones se confunde con el concepto de multiculturalidad, pero
ambos conceptos expresan situaciones y posibilidades muy distintas. De ahí la
necesidad de pasar de una posición multicultural a una de carácter intercultural
a través de un proceso de intercambio y relación ciertamente cultural, pero
vehiculados por individuos portadores de su cultura y de sus valores, saberes
y conocimientos en un diálogo no fácil, pero necesario si queremos construir
una sociedad nueva con bases renovadas, transformadas por la presencia de
la equidad y la igualdad.
Este tránsito de un tipo de sociedad a otra se produce en el tiempo y en
el espacio, constituido en un territorio al que pertenecemos y nos posibilita