AMER Mexico Rural Tomo I AMER Mexico Rural Tomo I | Page 23

16 SONIA COMBONI SALINAS l JOSÉ MANUEL JUÁREZ NÚÑEZ La interculturalidad y el diálogo de saberes la educación escolarizada históricamente ha sido un aparato de reproducción del Estado y del statu quo, pero dialécticamente, es este ámbito desde el cual han surgido más propuestas sólidas de interculturalidad en la práctica. Introducción La historia de la humanidad es también la historia de la interacción entre culturas cuya impronta ha sido siempre la diversidad. Estas relaciones entre grupos sociales heterogéneos y diversos se ha caracterizado por la dominación de unos sobre otros bajo diversas formas (desigualdad, control, subordinación y violencia) como factor distintivo. De esta manera, si bien la humanidad ha sido consciente de la diferencia, la interacción y la diversidad cultural, tanto la equidad como la equivalencia en las relaciones nunca han estado presentes en el trato entre las culturas. Es a partir de estos elementos que se analiza la interculturalidad, como un concepto en debate y construcción, y que en la actualidad está cargado de significados diversos y hasta opuestos, dependiendo de quién lo utilice. El reconocimiento de la pluralidad cultural ha sido abordado en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad: impartición de justicia, salud, instituciones públicas, educación, siendo ésta el espacio social desde donde surge el debate en América Latina y donde más se ha puesto de manifiesto este análisis. En el abordaje mismo de este fenómeno se han expresado las diferencias en las formas de pensamiento, cosmovisiones y paradigmas sustentados y expresados en los intereses de los diferentes sujetos y posiciones que plantea la problemática. Por lo anterior, el concepto de interculturalidad no es unívoco ni unidireccional; por el contrario, expresa situaciones y posiciones distintas frente a las posibilidades de su construcción, desarrollo y resultados. En muchas ocasiones se confunde con el concepto de multiculturalidad, pero ambos conceptos expresan situaciones y posibilidades muy distintas. De ahí la necesidad de pasar de una posición multicultural a una de carácter intercultural a través de un proceso de intercambio y relación ciertamente cultural, pero vehiculados por individuos portadores de su cultura y de sus valores, saberes y conocimientos en un diálogo no fácil, pero necesario si queremos construir una sociedad nueva con bases renovadas, transformadas por la presencia de la equidad y la igualdad. Este tránsito de un tipo de sociedad a otra se produce en el tiempo y en el espacio, constituido en un territorio al que pertenecemos y nos posibilita