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ERIKA ROMÁN MONTES DE OCA La familia agrícola y sus estrategias de reproducción
además que sus hijos van creciendo y necesitan de recursos para la educación. Estas familias encuestadas son las que cultivan la milpa; por lo tanto, podemos darnos cuenta que la participación en la producción del cultivo el jefe entre los 56 a 75 años es significativa, ya que para ellos es un trabajo necesario el continuar cultivando la tierra y quizá el de mayor importancia.
Asimismo, se presenta el análisis de las familias que ya no viven de la actividad agrícola, observándose igualmente que en todas el jefe interviene en las actividades económicas; sin embargo, la participación de los hijos en trabajos remunerados es mayor en las que ya no viven de la agricultura que en las que aún siguen sembrando.
Entre la categoría de 41 a 55 años se aprecia que la participación de la mujer en actividades extra domésticas se incrementa un 15 % más que en las familias que se dedican a la actividad agrícola, ya que ellas también tienen que trabajar para aumentar los recursos económicos. Las mujeres combinan la ocupación en el campo con estudios, hogar o empleo, cumplen funciones agrícolas a lo largo de todo el proceso productivo distinguiéndose una tendencia a trabajos extra agrícolas, y extra domésticos, que realizan 21 mujeres( 11 %) de las 247 6 encuestadas, algunas lo siguen combinando con el hogar y campo, otras buscan opciones diferentes. A pesar, que la mujer participa en el ingreso familiar, en la vida cotidiana el jefe sigue teniendo la autoridad. Por eso, las mujeres en esta comunidad siguen viendo al hombre como quien ante la sociedad debe tomar las decisiones:
Las mujeres contribuyen de manera importante a la economía y que hacen uso del poder de un modo efectivo, trascendiendo la esfera privada; poder conquistado a través de intenso trabajo, de esfuerzos individuales realizados en el interior de cada hogar y parcela, pero ejercido y controlado de manera tal
que proteja y reproduzca la imagen autoritaria del hombre( Chávez, 1998: 230).
La colaboración de los hijos a edades más tempranas y la mayor aportación de las mujeres en estas familias, es porque sin la siembra de la milpa se sienten desprotegidos y es necesario tener más trabajos en familia para asegurar por lo menos la comida. A diferencia de las que siembran, éstas tienen una seguridad alimentaria y la participación de los hijos y las mujeres en otras actividades no es muy significativa, en estos casos se prefiere que ayuden en las tareas del campo, porque a pesar de tener otras actividades su principal sustento es la producción de la milpa, en la mayoría de las circunstancias los trabajos son ocasionales; entonces, si tienen maíz por lo menos tienen que comer durante un año. Las
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Los datos se obtuvieron de las 95 encuestas aplicadas a las familias de la comunidad.