Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 80

personas. Definir la performance es complicado, porque el objetivo de la misma es precisamente la indefinición. La práctica contra-sexual es anti-identitaria y, por lo tanto, difícil de caracterizar de forma determinante. Digamos, en todo caso, que el“ posporno” ofrece prácticas sexuales en vivo y en directo que procuran involucrar actos sumamente morbosos— perversos en los términos psicoanalíticos de Irasuste— que superan en mucho los límites de nuestra imaginación, siguiendo las teorías queer que ya hemos visto. El mencionado fist-fucking es lo más moderado que uno puede llegar a ver allí. Lo que más suele excitar al público queer es el involucramiento de excremento y orina en las relaciones sexuales y, por supuesto, el llamado squirting, la“ eyaculación femenina”, al cual se le da un significado político igualitario( no sólo el hombre eyacularía). Pero el público no es un agente pasivo; generalmente recibe en sus propios cuerpos los fluidos antedichos y hasta sangre por parte de quienes llevan adelante el espectáculo. En efecto, la mutilación también juega un papel importante en la performance: hay uno particularmente llamativo que tuve que ver para esta investigación, en el cual la teórica queer Diana Torres( autora del libro Pornoterrorismo [ 213 ]), se traspasaba seis agujas en su cara, mientras practicaba actos de masturbación. Cabe agregar, no obstante, que el espectáculo no se reduce a lo que acontece en el escenario: mientras la performance se desarrolla, todos los sentidos son atacados al mismo tiempo, por una pantalla gigante que al fondo de todo suele reproducir videos de mutilaciones humanas y abortos [ 214 ], por una lectora de poesía posmoderna, y por piezas de música llamada“ atonal”( carente de ritmo, armonía y melodía) que, vaya casualidad, era considerada por teóricos de la Escuela de Frankfurt como portadora de efectos revolucionarios.[ 215 ]
El grupo que integra la argentina Leonor Silvestri ha redefinido el“ posporno” como“ PornoTerrorismo” siguiendo a Torres— pues el objeto es aterrorizar a la gente a través del sexo—, y entiende que“ como anti-arte, como arma de acción directa, como ritual mágico de encantamiento, como exorcismo público, como máquina de guerra contra el aparato de captura de la norma social hetero, como potencia visual— contra / semiosis— el PornoTerrorismo es un modo de, un cómo construir un nuevo uso de los placeres y reprogramar nuestros deseos(…). Un cómo destruir también los celos y la propiedad privada.(…) El PornoTerrorismo es una forma de insurgencia, divergencia, contra-hegemonía, subversión, una insurrección sexual, y una objeción de género”.[ 216 ] Y a continuación, refuerza lo que ya hemos explicado más arriba, presentando al lector un listado de aquello que compone una performance de este tipo:“ Elementos de los juegos extremos BDSM [ 217 ] como flagelación, agujas, o asfixias; Piel descubierta en la superficie del cuerpo, cara cubierta por el pasamontañas típico del insurreccionalismo(…) Fluidos y escatologías de toda índole: squirt, flujo, semen, sangre humana sobre todo menstrual, mierda; Prótesis como por ejemplo, cuellos y caderas ortopédicas, dildos y arneses; Yuxtaponerlos y jugar con ellos como más