Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 76
de afinidad anti-género y anti-humanos: destruir hasta los cimientos la heterosexualidad
como régimen político. Ése es nuestro destino”.[200] Todo esto amerita una traducción:
lo que se nos quiere decir entre tanto palabrerío, es que renunciar a las relaciones
heterosexuales evitaría la “naturalización” de este vínculo, es decir, evitaría que, dada
su reiteración, aparezca como algo propio del orden natural. Pero no sólo la relación
heterosexual debe ser sometida a esta “subversión”, sino el propio uso de los órganos
sexuales en el marco de las relaciones sexuales hasta el punto de, también,
“desnaturalizarlos” como tales.
El odio con el que está escrito este texto es llamativo; no sólo odio a los
heterosexuales, sino al hombre y a la humanidad en términos generales. Las dosis de
violencia que se incorporan en las páginas son de alta tensión. He aquí algunos pasajes
que pueden ilustrar al lector: “Sin nombre, sin prestigios, sin pasaportes, sin familias,
experimentamos el sabor de la molotov, de la nafta, el humo de la goma quemada
cortando el puente y abriendo el camino como quien experimenta un maracuyá, un
mango, o un fisting [práctica sexual de introducir el puño en el ano]”;[201] “El mundo
les pertenece a los heteros que alardean esa libertad en nuestras caras. ¿Por qué tienen
que venir a nuestros cumpleaños, nuestras fiestas, nuestros rituales, nuestras marchas,
nuestras ceremonias? No queremos tolerarlos, ni deseamos su asquerosa dádiva gay-
friendy llamada ‘apoyo’, ‘integración’, ‘respeto’, ‘diversidad’… No queremos sus
leyes anti-discriminación. No los queremos a ellos. El mundo les pertenece a los
heteros, y estamos en guerra contra su régimen. (…) Esto es apología de la violencia,
vamos a devolver el ataque, vamos a combatir al enemigo con nuestra violencia (…) El
mundo les pertenece a los heteros y no lo cederán voluntariamente. Habremos de
tomarlo por la fuerza. Habremos de forzarles el culo para que lo abran”;[202] “Un
ejército de puños no puede ser derrotado, metete en el culo todo lo que en él quepa. Y
para afuera, en sus caras de heterosexuales consternados: mierda y pedos, lluvias
doradas de squirt [eyaculación femenina]. Una carcajada negra que suena diabólica y
alegre brota de nuestras tripas promiscuas. (…) No nos identificamos con ustedes,
heterosexuales, no nos gustan, los despreciamos, ustedes son el despreciable
desperdicio del capitalismo que impulsan”[203]; “Con mucha alegría afirmamos: no
tendremos hijxs, adoramos la soledad, celebramos, acompañamos e insistimos en la
destrucción de toda relación de pareja, monogamia, uniones sentimentales, hetero-
compromisos, enamoramientos, amor romántico o relaciones agazapadas bajo la mierda
de amor libre. Todas establecen territorios y jerarquías de opresión”.[204]
Este tipo de ideas sobre cómo deconstruir la sexualidad pueden encontrarse
también en la ya citada filósofa queer española Beatriz Preciado (profesora de la
cátedra Historia