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blanco y el negro es negro. El proceso de desmoralización en los Estados Unidos ya ha
sido básicamente completado (…) la desmoralización ha alcanzado áreas donde
previamente ni siquiera el camarada Andropov y todos sus expertos habrían soñado un
éxito tan tremendo, la mayor parte de aquélla la hacen americanos a americanos gracias
a la falta de estándares morales”.[117] Luego de la desmoralización, se abre camino a
la etapa de “La desestabilización”, donde ya se pueden empezar a generar los cambios
en las instituciones económicas y políticas en favor de la ideología marxista-leninista,
fin primordial de esta última.
A la luz de información como esta, es interesante remarcar el hecho de que tras
el giro copernicano efectuado por el stalinismo, no hayamos visto surgir ninguna otra
teórica de importancia para el feminismo de esos lares. Al contrario, la tercera ola,
iniciada en los ’60 —fecha casualmente subrayada por Bezmenov— será engendrada
por teóricas occidentales, residentes de países capitalistas, fundamentalmente de
Estados Unidos y Francia, mientras en la URSS se cerraban revistas feministas y se
deportaban activistas.[118]
IV- La tercera ola del feminismo
Como se dijera más arriba, no hay acuerdo unánime respecto de qué debe ser
considerado como propio de la primera, segunda o tercera ola del feminismo.
Empecemos, pues, remarcando esta advertencia: algunos autores consideran que el
feminismo que surge en los años ’60 del Siglo XX es, en verdad, una segunda ola de
feminismo, mientras otros consideran que es una tercera ola feminista, como nosotros,
pero difieren en tanto que ubican al sufragismo como segunda ola. Comoquiera que sea,
nosotros hemos preferido seguir un criterio distinto, y considerar el feminismo
ilustrado, liberal y sufragista, como una primera ola; el feminismo marxista como
segunda ola; y el “feminismo culturalista”, “radical” y/o “neomarxista” como tercera
ola, responsable de la germinación de la llamada “Ideología de Género”.
Aclarado esto por si hiciera falta, el feminismo que pasamos a describir
sucintamente tiene la particularidad de moverse no en el terreno de las reformas
políticas formales como el liberal, ni en el terreno casi excluyente de la economía como
el marxista, sino en un campo mucho más vasto y, por lo tanto, más complejo: el de la
cultura.
La filósofa española Amelia Valcárcel entiende que el surgimiento de la tercera
ola feminista fue precedido por lo que ella denomina un “interregno”, el cual queda