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a las de las personas heterosexuales. Y así nos lo confirma otro estudio efectuado con
pacientes homosexuales en Amsterdam (elaborado por la científica María
Xiridou[578]) el cual arribó a la conclusión de que cada homosexual tenía en promedio
ocho amantes colaterales al año (aparte de su pareja “estable”)[579], y fue el Dr. Barry
Adam (Profesor homosexual de la Universidad de Windsor en Canadá) quien presentó
un trabajo complementario conformado por el análisis de 60 parejas homosexuales, y
del mismo dedujo que tan solo el 25% de ellas eran fieles entre sí[580], desbarajuste
conductual del que también dio cuentas el Ministerio de Salud de los Estados Unidos:
“Debido a que tienen más parejas sexuales en comparación con otros hombres, los
hombres gay y bisexuales tienen más posibilidades de tener relaciones sexuales con
alguien que puede transmitir el VIH u otras enfermedades de transmisión sexual”[581].
¿Esto quiere decir que no existe promiscuidad o infidelidad en el mundo heterosexual?,
obvio que sí y nosotros desde estas líneas no negamos ni reivindicamos tal cosa. Más
aun, consideramos una ligereza del espíritu que algo tan serio e intimísimo como la
sexualidad sea tomado muchas veces como un irreflexivo desahogo pasatista. Pero lo
que sí pretendemos exponer al abrevar en cifras del mundo científico, es que el
desenfreno y la promiscuidad en las relaciones homosexuales posee guarismos
categóricamente más elevados por todo concepto respecto de los vínculos
heterosexuales, cuyos índices quedan reducidos a la insignificancia comparados con los
dígitos provenientes de la desaforada actividad venérea de la comunidad homosexual.
Para más datos y a los fines de completar el mapa del mundo occidental, en lo
que a Latinoamérica concierne y conforme números de la ONU actualizados al 2011
desde su site oficial, se nos informa que la prevalencia del VIH en población adulta en
América Latina está estimada en 0.4%, y que de toda esta porción afectada, el 54,3%
corresponde a homosexuales[582], las prostitutas arriban al 4,9%, los “Taxi Boys”
masculinos el 22,8% y las personas usuarias de drogas intravenosas importan el
5%[583]. Todos estos grupos de riesgo señalados arriban a un 93% del total
poblacional con VIH escrutado, pero el informe ni siquiera incluye datos sobre el 7%
restante, el cual cabría suponer que quizás contemplaría a heterosexuales no
pertenecientes a grupos de riesgo, es decir no afectos a las drogas o a la vida
prostibularia, pero oficialmente nada dice el documento sobre ese excedente, por cuya
insignificancia ni siquiera se anota la menor aclaración.
Puntualmente en la Argentina, según los últimos datos oficiales del sitio del
Ministerio de Salud (consultado en noviembre del año 2015 en la etapa final del
régimen corruptor de Cristina Kirchner), sobre el total de la población local con VIH
los guarismos publicados fueron los siguientes: el 49% son homosexuales, un 7% son
drogadictos, otro 5% está conformado por prostitutas y apenas un bajísimo 0,3% figura
en el impreciso ítem “jóvenes y adultos” no identificados en ninguna de estas