Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 179

hacia toda noción heterosexual de la vida y se despacha con irrefrenable furia hacia cualquier opinión disidente, incurriendo incluso en notorios yerros historiográficos, tales como alegar que la llamada“ homofobia” es una suerte de crueldad cultural impuesta por la colonización española y la Iglesia Católica, pero que antes de la llegada del“ invasor europeo”, los homosexuales precolombinos vivían su condición en un clima amable, libertario y de gentil respeto en el seno de sus tribus de pertenencia, lo cual constituye un desacierto que no podemos soslayar: hasta el historiador indígena Fernando de Alva Cortés Ixtlilxóchitl documenta que el respetado y justo soberano de Texcoco y emperador de los chichimecas( pueblos mesoamericanos), Netzahualcóyotl, promulgó leyes severísimas de represión a los homosexuales, tal como el castigo de extraer las entrañas al encontrado culpable del delito de sodomía. Al traidor se lo hacía pedazos por sus coyunturas y su casa era saqueada, quedando sus hijos como esclavos hasta la cuarta generación. Efectivamente, era tan mal vista la sodomía que los castigos se aplicaban a todos por igual sin privilegios ni excepciones: el mismísimo monarca no dudó en ejecutar él mismo la sentencia de muerte de uno de sus hijos, encontrado culpable del indisculpable acto [ 536 ]. Cuenta el arqueólogo Enrique Vera, responsable y editor de la reputada revista Arqueología mexicana, que entre las tribus de la región de México existía una pronunciada distinción entre el homosexual activo del pasivo:“ Mientras que el activo seguía representando su rol genérico masculino, el pasivo, al ser penetrado en el acto sexual, violaba su rol de hombre y se feminizaba. Por este motivo, al pasivo le sacaban las entrañas( N. A.: por el orificio anal) y le prendían fuego, en tanto que al activo lo enterraban con ceniza y ahí moría¨ [ 537 ]. En cuanto a la mujer homosexual, la pena dispuesta por la ley era la muerte por garrote. Y respecto a los“ admirados” aztecas, éstos tampoco eran demasiado contemplativos con la homosexualidad: sus leyes establecían castigar con la muerte a los sodomitas. Y si bien estas penas se aplicaban solo en casos extremos en el interior, en la capital del imperio la sanción se cumplía a pie juntillas, siendo que además los Aztecas se referían de manera insultante a tribus enemigas como los Toltecas al calificarlos como“ sodomitas”[ 538 ], en señal de desprecio. En cuanto a las tribus pertenecientes a la región de Nicaragua, la homosexualidad era castigada con la muerte, tal como se encargó de reconocer uno de sus caciques principales al fraile Bobadilla luego de preguntado sobre el trato que recibían los putos o cuylon:“ Los muchachos lo apedrean y le hacen mal, y le llaman bellaco y algunas veces mueren del mal que les hacen”[ 539 ]. En lo referente a los Incas, si bien es cierto que los historiadores les adjudican a estos un mayor grado de tolerancia respecto de otras tribus en torno a estas prácticas, no menos cierto es que según confirmó Garcilaso de la Vega, el quinto Inca Capac Yupanqui, cuando sometió a los Aymara,“ mandó que se quemasen vivos a los sodomitas que encontrasen y quemasen sus casas”[ 540 ].
Los ejemplos sobre el destrato hacia la homosexualidad en el mundo