Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 176

habitual que muchos homosexuales se aborrezcan a sí mismos por lo que son, empero expulsan ese sentimiento destratando a sus pares por los mismos motivos por los cuales ellos inconscientemente se auto-desprecian. El kirchnerismo y la estatización de la homosexualidad Retomando la cuestión local y al margen de celos entre pandillas, mecanismos de proyección, estéticas prefabricadas y roles carnales, lo cierto es que en los últimos años —fundamentalmente durante el largo período de corrupción e inmoralidad kirchnerista—, el movimiento homosexual supo hacerse cada vez más presente en los medios televisivos hasta alcanzar una procaz cotidianeidad. En este lapso, el grueso de estas organizaciones y sus agentes gozaron del deliberado respaldo y financiamiento estatal habiendo sido sus dirigentes y estructuras cooptadas al servicio militante del oficialismo entonces vigente. Fue en este lapso cuando se sancionó la ley del “matrimonio igualitario”: en el año 2010[524], tras encendidas sesiones parlamentarias en las cuales fue la primera y única vez en las que el diputado Néstor Kirchner —siendo al unísono esposo de la Presidente de la Nación— acudió a trabajar al Congreso para votar en favor del proyecto de ley, lo cual confirmaba una vez más los compromisos de la izquierda política en congraciarse con las pretensiones lobistas interesadas en esa legislación. Pero durante el kirchnerismo la homosexualidad llegó a su auge no sólo por sus victorias políticas sino fundamentalmente por la constante presencia mediática de sus referentes, sean éstos activistas explícitos o elementos de la farándula, quienes proclamaron sus intimidades a plena luz del día desde los medios televisivos hasta alcanzar una imprudente aparición en programas aptos para todo público no sin el aplauso festivo de sus contertulios y panelistas de circunstancia. Uno de los casos más emblemáticos por su tono escandalizador fue el del cómico Fernando Peña, locuaz pendenciero que solía presentarse en televisión disfrazado de andrógino mientras se ufanaba con petulancia de su adicción a las drogas, su predilección por los “Taxy Boys” y su jactanciosa portación de VIH [525]: murió en el año 2009 a los 46 años. De manera contemporánea, el conductor televisivo Juan Castro también publicitaba su tendencia y promovía la ideología homosexual desde su ciclo televisivo “Kaos en la ciudad”, el cual se vio interrumpido en el año 2004 cuando el propio locutor, atormentado por su inmanejable adicción a las drogas y alterado por el resultado de su último análisis de VIH[526], se tiró desde el primer piso del balcón