Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 170

En tanto, la CHA no se detuvo tras la expulsión de Jáuregui y, aunque siempre fue una organización que pervivió plagada de celos enfermizos entre sus integrantes y dirigentes, su funcionamiento y su frecuente presencia en los medios subsistió hasta nuestros días. Efectivamente, tras la exclusión de Jáuregui la conducción de esta institución fue asumida fugazmente por el activista Alfredo Salazar, quien prontamente se vio obligado a delegar el cargo en el entonces mediático Rafael Freda, un docente de izquierda que solía frecuentar programas televisivos de alto impacto agitando sus banderías, asumiendo la presidencia de la CHA en julio de 1991. Pero apenas cinco meses después, Freda fue derrocado y expulsado de esa entidad, llevándose consigo a una fracción de otros veinticinco seguidores y con ello fundó una organización paralela autodenominada SIGLA (Sociedad de Integración Gay-Lésbica Argentina) [491]. Tan ingobernable se volvió la CHA —a pesar de recibir ingentes apoyo de estructuras internaciones como Naciones Unidas[492] o locales como la del CELS del doble agente Horacio Verbitsky[493]—, que por entonces las camarillas en disputa no pudieron siquiera acordar quién iba a reemplazar la conducción del destituido mandamás. Pero en medio del conventillo interno supo tomar el poder de la secta un triunvirato comandado por la mediocampista Mónica Santino, muy temida por sus potentes zurdazos en el club All Boys, donde destacaba jugando fútbol femenino[494]. Pero allí no termina la camorra. En 1991 se produjo otro cisma en la CHA y se fundó “Gays por los Derechos Civiles” —encabezada por Jáuregui que había sido marginado de la misma organización que él había fundado—, mientras que otros desertores de la CHA decidieron a su vez reagruparse en una suerte de “ateneo científico” dirigido por el psicólogo homosexualista Carlos Barzani[495], cónclave auto-titulado bajo la kilométrica denominación “Grupo de Investigación en Sexualidad e Interacción Social”[496], sintéticamente conocido como “Grupo ISIS” (sigla exactamente igual a la del terrorismo yihadista ISIS[497] pero de accionar menos peligroso). Finalmente, por el inacabable recelo que se generaba dentro del internismo que también azotó a ISIS, surgió a su vez un enésimo desprendimiento llamado “Grupo de Reflexión Autogestiva Lesbianas” (GRAL) y ahora sí, ante la fatídica partición burocrática de estas infinitas tribus en el seno de la Comunidad Homosexual Argentina, no sería desacertado ni injuriante definir ese escenario del siguiente modo: un verdadero puterío. A pesar de su trajinada guerra civil, desde el año 1996 y hasta el momento de escribir estas líneas la CHA sobrevive y es presidida actualmente por César Cigliuti, activista conocido por haberse “casado” con su pareja Marcelo Suntheim[498] en el año 2003[499].