Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 17

identificar: el burgués y el proletariado.[19] La llamada “burguesía” ha sido sin lugar a dudas una clase revolucionaria para Marx y Engels, aunque hoy nos suene extraño. ¿En qué sentido revolucionaria? En el sentido de que es la clase que destruye el mundo feudal, rompiendo con los estrechos marcos nacionales de la antigua industria, generando un mercado mundial, revolucionando las comunicaciones e introduciendo el cosmopolitismo. En otras palabras, la burguesía sería funcional durante una etapa de la historia para obrar como antesala de lo que luego sería la vaticinada revolución proletaria. En efecto, según fantaseaban los marxistas, la burguesía desarrollaría impresionantes fuerzas productivas que terminarían acabando con la propia “sociedad burguesa”. ¿Por qué razón? Porque los marxistas suponen que el desarrollo de esas fuerzas productivas empieza a ser frenado por el régimen de propiedad privada y terminan generando las condiciones para romper con éste. La misma rebelión de las fuerzas productivas que acabó con la sociedad feudal debería ahora, en función de la misma “necesidad dialéctica”, acabar con la burguesía en provecho del proletariado. Y esto es lo que creían estar viendo Marx y Engels mientras escribían su profecía con pretensiones científicas: “Ante nuestros ojos se está produciendo un movimiento análogo [al de la destrucción del feudalismo]. Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como por encanto tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros. Desde hace algunas décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de la rebelión de las fuerzas productivas modernas contra las actuales relaciones de producción, contra las relaciones de propiedad que condicionan la existencia de la burguesía y su dominación”.[20] Todo estaba dicho para Marx y Engels, y creían haber descubierto el movimiento necesario de la historia y, por consiguiente, predecir el porvenir político y social: “Las armas de que se sirvió la burguesía para derribar el feudalismo se vuelven ahora contra la propia burguesía. Pero la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte, ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios”.[21] Los proletarios son entonces la clase social que tiene en sus manos la más importante misión histórica: impulsar una revolución que, al destruir la propiedad privada que fundamenta la división en clases, destruirá las clases sociales como tales y su liberación será la liberación de toda la humanidad.[22] Si toda la historia ha sido la historia de la lucha de clases, el marxismo anuncia una última revolución en la historia: la revolución del proletariado, que abrirá las puertas de un paraíso llamado