Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 166
opresión social, política, cultural y económica (…) todos aquellos que son explotados y
oprimidos por el sistema que margina a los homosexuales pueden ser nuestros aliados
en la lucha por la liberación”[479].
Muchos consideran que este pequeño frente tendría una tónica tan radicalizada
gracias a la influencia de un elemento que a poco de su fundación se integró y
virtualmente copó y personalizó la organización. Nos referimos al escritor y sociólogo
Néstor Perlongher, homosexual nacido en 1949, de tendencia ultraizquierdista, quien a
la distancia fuera visto como el activista más representativo del grupo y por cuyo afán
de protagonismo personal no tardó en convertirse en su referente más visible. Según
cuenta Sebreli: “Perlongher era un personaje pintoresco, parecía una señora (…) a
partir de la entrada de Perlongher el ‘FLH’ creció mucho porque él salió a buscar
militantes en la facultad, y las dos carreras en las que consiguió más adeptos fueron
psicología y sociología”, a lo que Sebreli añade la insana influencia de este sujeto dado
que “Perlongher introduce en el grupo la droga”[480].
Obviamente Perlongher no era un individuo que pudiera preciarse de
intrascendente. Mientras se pavoneaba por las calles de Buenos Aires vistiendo unos
excéntricos tacos altos y mezclaba trotzkismo visceral con homosexualismo
escandalizador, se hacía llamar a sí mismo como “La Rosa”, en honor a Rosa
Luxemburgo, la iconográfica agitadora y pionera de lo que fuera el Partido Comunista
alemán: “La gran contradicción de la vida de Perlongher era que él predicaba el
antiautoritarismo pero él era una persona autoritaria”[481] resume Sebreli.
Devoto de la figuración, “La Rosa Perlongher” y su excéntrico grupete
decidieron presentarse en dos actos políticos de vital importancia para la época.
Primero asistió a la asunción presidencial de Héctor Cámpora en mayo de 1973 y,
seguidamente, participó en el histórico acto del regreso al país del ex dictador Juan
Perón en junio de ese mismo año en Ezeiza. Fue en estos acontecimientos
multitudinarios cuando Perlongher y los suyos pretendieron congraciarse con las masas
peronistas acudiendo a los actos con un grotesco cartelón que parafraseaba la marcha
partidaria con el lema “para que reine en el pueblo, el amor y la igualdad”. Pero la
presencia de él y sus activistas no fue muy bien aceptada por el gentío peronista allí
presente, el cual, coherente con las ideas de su líder, miraron con particular
repugnancia a los exponentes de esta secta carnavalesca. Señala Sebreli que “la
presencia de Perlongher y su grupúsculo en esos actos fue realmente representativo
desde el punto de vista de la historia de la homosexualidad en Argentina, porque ahí se
mostró muy bien y a las claras, que los peronistas, y en especial los peronistas de
izquierda a los que Perlongher quería acercarse, eran homofóbicos. Ellos fueron con
carteles y demás, pero la gente se alejaba de ellos para no salir fotografiados. Les