Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 163
que se mate dentro de él, del mismo modo que la intimidad de una vivienda no da
derecho a sus propietarios a cometer el asesinato de sus hijos dentro de los límites
geográficos de aquélla. Por lo tanto, cualquier vecino que advirtiera esa situación
estaría moral y legalmente autorizado para llamar a la policía o hacer la denuncia
respectiva ante la inminencia del pretenso infanticidio intramuros: tenga el niño 5
meses de gestación o 5 años de edad.
Y como a la postre los argumentos abortistas terminan cayéndose uno a uno, se
suele acudir al extrañísimo caso del “embarazo generado por una violación” y
entonces, por excepción, sostienen que aquí sí habría que autorizar el aborto. Pero esta
excusa no es tan excepcional: curiosamente todas las mujeres que quieren abortar dicen
“haber sido violadas” sin tener que probar jamás la violación ni la identidad del
violador. En efecto, la inmensa mayoría de estos casos suelen ser burdas mentiras con
pretensiones filicidas dado que la legislación local habilita a la mujer a decir que fue
violada y con su sólo testimonio verbal “alcanza” para conseguir la autorización
judicial y matar al niño, siendo además que es sabido que en las violaciones,
justamente por el estrés y el traumatismo de la situación, los casos de producción de
embarazo son extrañísimos y aislados: el centro de Ayuda a la Mujer en Méjico
confirmó que sólo en el 2,2% de los casos donde se configuró violación hubo
posteriormente estado de preñez, por ejemplo.
Pero supongamos por un rato un caso que se presente como verdadero: que una
mujer que efectivamente tuvo la desgracia de ser sometida al horrible vejamen y de esa
situación, tuvo luego la mala fortuna de quedar embarazada y, por ende, la víctima no
quiera tener ni criar a la criatura que lleva en su vientre. ¿Acaso de una situación en la
cual la madre es víctima de un delito sexual en vez de castigar al violador tenemos que
matar al menor? Ni siquiera el violador es sometido a pena capital porque el
progresismo garantista se opone a ello: ¿pero sí se pretende condenar al bebé a dicha
sanción?
Obvio que la violación es un crimen abominable, máxime si la mujer tiene que
sufrir durante meses el embarazo fortuito y no deseado. Es una tragedia relativamente
equiparable a la de aquel que al ser robado por un delincuente es además baleado y por
sus heridas tiene que padecer meses de recuperación o, peor aún, pasar sus días en una
silla de ruedas: ¿esta terrible desgracia habilita al sufriente a matar a un tercero ajeno
al detestable delito?
Que la madre no quiera tener un hijo es una desgracia insalvable: al hijo ya lo
tiene consigo mal que le pese. Que no lo quiera criar y hacerse cargo de la criatura sí es
algo salvable, puesto que lo puede dar en adopción. Es decir: la desdichada madre no