Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 162
Una vez agotados los trucos sentimentalistas, el militante progresista nos va a
sugerir legalizar el aborto pero por motivos prácticos: “Aunque lo prohíba el Código
Penal, los abortos se hacen igual. Por ende hay que legalizarlos para evitar el riesgo de
salud de la madre que es sometida quirúrgicamente a abortar en lugares clandestinos e
inseguros”. Por empezar, la madre que quiere abortar no “es sometida” a lugares
clandestinos, sino que ella “voluntariamente se somete” a esos antros para practicar el
homicidio. ¿Hay mujeres que corren riesgo de muerte tras abortar en ámbitos no
equipados? Sí. Y es lamentable. Pero el detalle es que la mujer que muere al someterse
libremente al experimento filicida no es víctima sino victimaria y en su calidad de
victimaria acaba accidentalmente muriendo: la verdadera víctima de todo esto es el
niño. Análogamente, si un ladrón quiere robar un banco y en este emprendimiento ilegal
es abatido por la policía, va de suyo que esta muerte fue una consecuencia no deseada
de su actividad criminal: ¿tenemos que despenalizar el robo para que el ladrón no corra
más riesgo de muerte entonces?
Pero hay más silogismos dentro del sofisma abortista, tal el caso del argumento
“democrático” consistente en citar supuestas encuestas de opinión, en las cuales la
mayoría de la población “aprobaría” un eventual proyecto de ley que legalizara dicha
práctica. Independiente de la verosimilitud de esos guarismos y de supuestos consensos
populares sólo existentes en las fuentes que dicen tener los abortistas, la verdad es que
si esa misma encuesta se la pudiéramos hacer a los verdaderos legitimados e
interesados para ser encuestados (los niños por nacer), ganaría el NO por el 100% de
los consultados.
Otro asunto que ya casi se ha dejado de discutir pero que en su momento fue uno
de los argumentos más sólidos de los filicidas, era el ejemplo en el cual la madre
corría riesgo de muerte en el caso de continuar con el embarazo. Hoy esta disyuntiva
entre dos vidas en pugna quedó en el olvido, porque afortunadamente la ciencia médica
hace rato que puede rescatar a los dos pacientes sin mayores complicaciones, y tanto es
así que ya por 1979 el reconocido biólogo de la Universidad Complutente José Botella
Llusia, afirmaba que “los progresos de la medicina han sido tales que hoy día cualquier
cardiópata puede sobrellevar un embarazo y las más graves complicaciones de la
preñez pueden ser resueltas sin necesidad de interrumpirlas”, añadiendo que “puede
considerarse afortunadamente como un dilema ya obsoleto”[476], afirmación que luego
confirmó la mismísima Organización Mundial de la Salud[477].
Para terminar, el abortista no va a tener otro remedio que tildarnos de
“entrometidos” al procurar interferir en un asunto que al parecer nos sería ajeno: “¿Qué
derecho tienen estos “inquisitoriales chupacirios” de meterse en el vientre que es
privacidad de la madre?” Ocurre que la privacidad del vientre no autoriza a su titular a