Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 149
“matrimonio homosexual” equivale a considerar que el Estado es discriminatorio
cuando se niega a otorgarle el carnet de conducir un automóvil a un ciego.
Una vez más, tenemos que volver a los principios generales del sentido común:
somos iguales ante la ley, pero no mediante la ley. ¿Qué quiere decir esto? Que a
condiciones iguales todos tenemos los mismos derechos, pero un homosexual, al igual
que un ciego, no porta condiciones iguales sino infortunadamente desiguales, por ende,
merecen un trato digno pero apartado de la regla general. La ley no debería forzar
equiparaciones que de todas maneras son inequiparables: la igualdad jurídica no puede
ni debe suplantar la desigualdad biológica.
Justamente, igualdad jurídica significa que todos aquellos que tienen capacidad
para conducir un auto tengan el derecho a obtener dicha licencia. Mutatis mutandis,
todos aquellos que tienen capacidad para contraer matrimonio tienen el derecho de
estar habilitados para hacerlo. ¿Esto quiere decir que un homosexual no tiene derecho a
convivir con un análogo y compartir un proyecto afectivo-sexual común? Por supuesto
que no, y ese punto nunca lo hemos discutido. Pero como ese acto privado no es de
interés público, el Estado no tiene ni debe otorgarle aval oficial alguno, ni proveerles
privilegios que la propia naturaleza del vínculo que ellos eligieron tener les impide.
Las leyes positivas —es decir, las leyes escritas— deben subordinarse a las
leyes naturales y no colisionar con ellas. Por más que una ley legislada en un
Parlamento declare la abolición de la ley de gravedad, esa insensata normativa no
impediría que un Diputado salga de la sesión y al tirarse por la ventana del recinto se
estrelle contra el piso: el alegre consenso democrático no puede, por más quórum que
consiga, violentar la naturaleza sino apenas parodiar una “compensación” por las
aparentes “injusticias” que el sindicato de homosexuales dice padecer. Podría
argumentarse en sentido contrario que “el comportamiento homosexual es observable en
animales[458] y como los animales siguen su instinto conforme la naturaleza y el
hombre es también un animal, la homosexualidad debería entonces estar de acuerdo con
la naturaleza”. Con este parangón tendríamos que aceptar como bueno o natural el
canibalismo, el incesto o el que los padre