Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de La Nueva Izquierda Agustin Laje y Nicolas Marquez - El Libro Negro de | Page 145

homosexualistas buscaron nuevamente descatalogar de la lista de enfermedades mentales la pedofilia: en esta ocasión el paso se dio el 31 de agosto de ese año, donde se celebró una conferencia con asistencia de doctores y sexólogos (organizado por el grupo pedófilo B4U-ACT[446] y la Universidad John Hopkins). Allí se dijo que “los pedófilos son injustamente estigmatizados por la sociedad”, “los niños no son incapaces de decidir con quién quieren tener sexo”, “el deseo sexual de un adulto por un niño es normal” y se remató sentenciando que “los pedófilos sienten deseos amorosos por los niños de la misma manera que los adultos lo sienten por otros adultos”[447]. Y como la NAMBLA y otras abominables organizaciones pedófilas aún no han podido lograr la suficiente aceptación popular, ya apareció otra red que pretende ser menos chocante y que se autodenomina “Pedófilos Virtuosos” (Virtuous Pedophiles[448]), en la cual sus cultores exigen aceptación social plena, puesto que dicen “fantasear sexualmente con niños” solamente, a la vez que “garantizan” no tener sexo con ellos, dado que “se esfuerzan” por no materializar el acto concreto y limitar el perverso deseo sólo al “erotismo mental”. Incluso la propaganda de esta corporación —que supera los 1200 integrantes— confiesa en su portal de Internet esforzarse en “talleres de reflexión” para mantener el “autocontrol”, mérito por el cual no habría motivo para que padezcan estigma alguno. Lo cierto es que con o sin abuso sexual concreto, esta repugnancia afortunadamente seguiría siendo considerada un desvío sexual grave en los catálogos científicos, y las presiones políticas de la militancia homosexual no ha podido por el momento erradicar este “prejuicio burgués”[449]: ¿será cuestión de tiempo? El “matrimonio” homosexual La polémica más encendida de la agenda homosexual en los últimos tiempos, se dio en torno a la imposición del denominado “matrimonio igualitario” (aprobado en la procaz Argentina kirchnerista en el año 2010[450]), para el cual sus lobistas fueron esgrimiendo una suerte de argumentos colaterales pero efectivos, tales como que si se aceptase este experimento legal, en el caso de muerte de uno de los miembros de la pareja, el “viudo” tendría derecho a heredar los bienes del difunto. Pero si la herencia fuese la verdadera preocupación de los sodomitas demandantes, sólo bastaría con peticionar no la imposición jurídica de artificios conyugales sino una simple modificación o ampliación de la libertad testamentaria y con ello, el cacareado problemita crematístico estaría solucionado. Pero este “argumento” no es el único