1. El desconocimiento del referente
Una característica general de los usos lingüísticos de Cantiflas es que frecuentemente dan lugar a lo
que podríamos llamar “disonancias comunicativas” entre éste y sus interlocutores. Tales disonancias se
fundamentan en varios mecanismos.
El primero que abordaremos es el que designaremos como el desconocimiento del referente. Al
principio del filme encontramos el siguiente diálogo (lo transcribimos íntegro porque nos servirá para ver
otros fenómenos):
Bobby Lechuga: Oiga usted.
Cantinflas: Palabra que yo no
fui, joven.
BL: ¿Qué dice usted?
C:Yo no me la encontré.
BL: ¿Qué?
Ahí está el detalle (1940)
C: Sabe usted, cuando yo pasé
por ahí, que ni pasé, ya otro
había pasado y se la enchalecó
primero.
La situación de comunicación consiste en que el personaje
Bobby Lechuga no se dio cuenta que tiró la cartera, misma que
Cantinflas recogió y se guardó. El diálogo comienza cuando
Cantinflas se lo cruza para entrar en la casa de don Cayetano.
BL: Bueno, ¿pero está usted
loco?
En el circuito de la comunicación elemental, intervienen un
emisor, un mensaje, un receptor, un código, un canal y un referente.
En esta clase de procesos hay algo de lo que se habla, ése es el
referente.
C: No, yo no, ¿y usted?
BL: Mmm... ¿yo qué?
C: Usted...
BL: Con un demonio, no sé de
qué diablos habla usted.
C: P´os eso hubiera dicho antes.
Qué tal si sigo hablando y yo
me clavo solo.
BL: Estúpido, lo que debe hacer
es ver por dónde anda.
C: P´os eso hago. Si no me
fijo p´abajo otro llega y se la
plancha. Me va usté a perdonar,
pero tengo un asunto que
arreglar. Otro día nos vemos.
Con permiso, joven. (Escena 1:
El pollo).
6
En la situación en que se desarrolla en diálogo anterior, el
referente está constituido por la cartera perdida. En el momento
del contacto, Cantinflas implica ese referente, que el interlocutor
desconoce: él no se ha dado cuenta —como se dijo— de que la
cartera se le ha caído y, menos aún, que nuestro personaje la ha
recogido. Cantinflas da por supuesto que el otro está en posesión
de la misma información, con lo que el intercambio lingüístico se
presenta accidentado. Desde el instante en que no se comparte
el referente elemental, no puede hablarse de lo mismo.
Ahora bien, lejos de buscarse una aclaración para evitar el
malentendido, la conversación se desarrolla en el mismo tenor, lo
cual no es para nada fortuito, pues es precisamente la persistencia del
referente no compartido lo que finalmente provoca la generación
de humor, que de hecho había empezado a introducirse sobre la
suposición de Cantinflas sobre el referente compartido. El humor
adviene cuando en una situación de comunicación se transgreden
sus condiciones normales, ya sea por ignorancia, por omisión
de reglas u otros procedimientos. Entonces, Cantinflas hace su