Los olvidados (1950)
El diálogo no se da en las mejores condiciones
que podríamos esperar, sobre todo, por parte de la
madre quien está consciente del encierro y del castigo
que sufrirá su hijo y parece no importarle. Es de
notar, además, cómo no sale de ella el deseo de ver a
Pedro, sino que lo hace forzada por las indicaciones y
reproches que manifiesta el juez.Ahora
bien, la misma madre, en la última
línea, nos desvela, de soslayo, haber
sufrido una violación que la inclina,
a tal grado, a desconocer y negarle
el amor a su hijo: “¿Por qué lo voy a
querer? No conocí a su padre.Yo era
una escuincla y ni pude defenderme.”
Como podemos entender, la cita alude
también al padre ausente.
De esta manera, podemos
establecer un esquema que esboza
un triángulo de fuerzas (ver figura 1).
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