Agora | Page 22

En el primer encuentro, El Jaibo sorprende a la mujer con parte de las piernas desnudas, pues está lavándoselas, él no disimula su satisfacción. Poco a poco, ella muestra cierto interés en él y ambos cruzan miradas sugerentes. En el segundo momento, justo al descubrir El Jaibo la condición de los hijos de la mujer, todos los niños, incluido el de brazos, se aprestan a salir a ver la demostración de los perros; ella se inclina para tomar a los polluelos que llevará al corral, entonces, deja ver, nuevamente, sus piernas. En silencio, cruzan miradas, se acercan, ella le sonríe. El Jaibo no sabe qué hacer, nervioso, se dispone a Los olvidados (1950) abandonar la casa; ella le pregunta suavemente: “¿Ya se va?” El Jaibo se da media vuelta y quedan cara a como a los pequeños animales, de agentes externos cara; con un pie, él cierra la puerta violentamente. que puedan “contaminarlos”. Recordemos la escena De fondo, la música circense. cuando la madre ahuyenta al gallo invasor. Ella nunca Hay otra escena (capítulo “A trabajar”) en la que acepta la presencia de Pedro en su casa, a tal grado que, finalmente, lo interna en la Escuela Granja. Así, el actuar de la madre de Pedro nos convoca hacia formaciones discursivas más profundas. Pedro y el gallo invasor comparten rasgos semánticos; La mujer decide llevar a Pedro a la correccional por su parte, la madre nos mostrará otra de sus complejas facetas que culmina en un papel que se a causa, como mencionamos líneas arriba, de una falsa acusación de robo que, en realidad, cometió El distingue por nociones de prostitución. Jaibo. El juez de la institución gubernamental le pide Revisemos parte de la plática que sostienen El el consentimiento a la madre para llevar a cabo el Jaibo y la mujer en esa segunda visita antes de que procedimiento y, consecuentemente, ingresar a Pedro los niños salgan a admirar el espectáculo callejero. en la Escuela Granja. Después de esto, se suscita el siguiente diálogo entre la madre (M) y el juez (J): Jaibo— Usted se casaría muy joven, ¿verdad? (J) —Supongo que ahora querrá verlo [a Pedro]. Madre— Tenía catorce años cuando nació Pedro. (M, molesta) —¡No! ¿Yo? ¿Pa’ qué? Jaibo (con cierta picardía)— Su marido… ¿vive? (J, molesto y asombrado) —A veces, deberíamos Madre— No, murió hace cinco años. —La castigarlos a ustedes por lo que hacen con cámara toma al hijo de brazos que acaba de sus hijos. No les dan cariño ni calor, y ellos los dejar la mujer en la cama. El Jaibo, se cruza de buscan donde pueden. brazos y hace un gesto de malicia. (M) —Será como usted dice, pero harto tengo con andar todo el día lavando ajeno pa’ que El trabajo de cámara que hicimos notar es puédamos comer. fundamental para entender el desenlace de la escena (J, molesto) —Parece que usted no quiere a y el nuevo rol de la madre. su hijo. (M, inmediatamente) —¿Por qué lo voy a querer? Si el padre de Pedro murió cinco años atrás, el No conocí a su padre.Yo era una escuincla y ni niño de brazos debe ser de otro hombre. El gesto de pude defenderme. El Jaibo nos dice que se ha dado cuenta del hecho. 21