ISBN 0124-0854
N º 199 Junio de 2013 sí representa mucha menos edad de la que tiene . A lo sumo unos sesenta y cinco años . Se ve airosa , cuidada . Y eso que es una mujer de las de antes , advierte . Es decir , de las que se le medían a cualquier oficio casero sin detenerse a pensar que se le podían ajar las manos o estropear las uñas . Si Leandro hubiera podido verla — tan menuda , tan acompasada en el andar — ¿ habría dicho que cuando ella camina sonríe la sabana ?
— Si Leandro lo dijo fue porque alguien se lo contó . ¿ Usted cree que él no averigua ? Él es chismosísimo .
En este punto vuelve a hablar de sí misma en tercera persona : “ Matilde Lina es conocida en el mundo gracias al paseo vallenato que le compuso Leandro Díaz ”. Eso la halaga , sin duda . Pero el compositor también debería vivir agradecido de ella , que le inspiró esa canción tan bonita .
***
A sus ochenta y cuatro años Leandro Díaz luce ausente , ajeno a todo cuanto sucede a su alrededor . Ninguna conversación se roba su interés , ningún ruido lo inmuta . La causa de tal aislamiento es una sordera progresiva que se ha apoderado de él en los últimos seis años . Una sordera que , aparte de
conferirle ese aire de desorientado , lo muestra como lo que nunca fue : un hombre abatido . Salvo durante su primera infancia allá en la finca Lagunita de la Sierra , cuando apenas estaba familiarizándose con los elementos de su noche perpetua , la ceguera congénita jamás lo doblegó . El silencio , en cambio , sí lo desmoraliza . Después de todo , a lo largo de casi ocho décadas el oído fue su principal punto de apoyo en medio de las tinieblas , lo que le permitió descubrir el entorno . Gracias al oído aprendió a versificar y a hacer melodías , las dos destrezas que le sirvieron para nombrar el mundo . Sin esos primores , ¿ cómo hubiera podido sobreponerse a la fatalidad ?
— Él solo oye si uno le pega la boca en la oreja y le habla durísimo — aclara su hijo Ivo .
Están sentados sobre un cómodo sofá , en la casa que Ivo tiene en el barrio Los Ángeles de Valledupar . De repente , el hijo se pone las manos en forma de bocina alrededor de la boca , y le habla a su padre en el oído .
— Viejo , ¿ usted hubiera podido componer si hubiera sido sordo de nacimiento ?
Leandro se queda absorto . Por un momento da la impresión de que no hubiera escuchado la pregunta y siguiera naufragando