ISBN 0124-0854
N º 199 Junio de 2013 mucho más que la bragueta . También los ojos . Así , en el 76 , se volvió carismático , pero no abandonó su vasta trayectoria musical , que lo había llevado a componer más de 200 canciones , a grabar más de 150 elepés y a viajar por el mundo entero , llevando la música que heredó de su bisabuelo Desiderio Barceló . Al asumir su nueva vida , Mejía comenzó a predicar antes de sus presentaciones de cumbión .
Dos meses después de haberle puesto el ojo al Muerto borrachón , Mejía se enteró de que el viejo Miguel Beltrán acababa de ser llevado de emergencia a la clínica Las Mercedes de Barranquilla y allá se fue con su Biblia . El viejo Beltrán estaba débil e indefenso en una cama de cuidados intensivos . Se habían esfumado aquellos bríos que lo llevaron a interpretar la gaita de seis huecos en maratónicas parrandas . Parecía más bien una llama a punto de extinguirse . El visitante fue directo al grano : — Compadre , le tocó arrepentirse . Tozudo como era , el viejo se resistió . ¿ Cómo podía un coloso del folclor renegar de su obra más popular , la misma que le había condimentado su vida y le había dado fama ? ¿ No era aquello , guardando las debidas proporciones , una versión tamborera de
Cumbia , foto tomada de http :// www . flickr . com / photos / greenguts / 4361825779 /
Picasso arrepintiéndose de Guernica o Bach del Concierto de Brandenburg ? Pero Mejía , Biblia en mano , insistió como si se tratara de uno de aquellos duelos de tambora que ambas dinastías protagonizaban en Soledad . El viejo terminó cediendo . Ambos compadres , los mismos que inundaron de gaitas y flautas las noches de bullerengue a la luz de las antorchas , susurraron una oración entonces en la penumbra azul de aquella habitación de