ISBN 0124-0854
200
Esther Fleisacher
Mi hermana me recogió temprano en la mañana, teníamos muchos planes para nuestro domingo. Empezamos por ir al mercado del sur que se encuentra al otro extremo de nuestras casas, allí los frutos secos son buenos y baratos. Ya en el mercado, nos son irresistibles los buñuelos, las empanadas y el chocolate recién hechos. Los disfrutamos tanto, que cada vez nos hacemos el propósito de ir más seguido, pero a veces se van los meses sin que logremos llegar.
Después pasamos por Clara, la única mujer entre ocho sobrinos, hija de nuestro hermano mayor. Había escuchado que íbamos al cementerio y había pedido que la lleváramos, ya tenía doce años y quería estrenar su mayoría de edad religiosa, no teníamos disculpa para no llevarla. Se subió al carro un poco inquieta, era la primera vez que iba al camposanto.
— Tía Fanny, ¿ y por qué es que vamos a ir hoy al cementerio? ¿ Se trata de alguna fecha especial? ¿ Va a ir mucha gente?
— No, linda, es una visita común y corriente. Hace días que no vamos, a pesar de nuestra intención de hacerlo con frecuencia— le respondí.
—¡ Ah! Es una visita familiar.
— Algo así— asentí.
— Tía Edith, ¿ y tú por qué estás tan callada?
julio de 2013