Agenda Cultural UdeA Julio 2013 | Page 10

ISBN 0124-0854

En defensa de la

Las revistas literarias

Margarita Valencia

En 1932 , la crítica literaria inglesa Q . D . Leavis escribió con tono acusatorio que “ Los franceses compran libros porque Francia tiene un público educado , mientras que los ingleses compran periódicos y revistas ”. La contundente afirmación iba acompañada de una lista abrumadora de las publicaciones periódicas que se podían comprar en los quioscos (¡ más de

que no se debe prestar atención a los consejos , lo cierto es que el ensayo de Leavis sobre el nuevo público lector y el futuro de la narrativa exhibe la ansiedad de la elite intelectual : ¿ cómo escogerán la siguiente novela los 43 millones de lectores ingleses contabilizados a comienzos del siglo 20 ?
Cubierta de la revista The New Yorker , ganadora en 2006 del premio de la Sociedad Americana de
Editores de Revistas
novecientas !): pienso para desocupados , insinúa el tono de la escritora , y aunque salva unas cuantas revistas literarias , entre estas no incluye las que publican historias de detectives , o “ ficción vulgar ”, y menos las revistas femeninas , aunque sus editores ( generalmente norteamericanos ) aseguren que en sus páginas se publica “ ficción de primera ”.
Leavis estaba dando cuenta de la invasión de los bárbaros , hordas de nuevos lectores de cuyos gustos literarios nadie podía dar fe (¡ leen para divertirse !) y a los cuales era necesario guiar en el complejo mundo de los libros . Aunque en su famoso ensayo sobre cómo leer Virginia Woolf empieza asegurando que el único consejo que alguien puede impartir sobre la lectura es julio de 2013
También en la educada Francia habían proliferado las revistas durante el siglo 19 , pero estas generaban una actitud más amable entre la elite ( que aun sentía que controlaba el difícil terreno de la cultura libresca ): el editor Gaston Gallimard , leemos en su biografía , se alimentaba sobre todo de revistas , “ borradores de la literatura del mañana ”. En ese medio , la revista literaria era el lugar de encuentro de jóvenes con ideas afines y el deseo de publicar sus creaciones o las de sus amigos ; era el lugar de la rebeldía , el salón de los impresionistas , de quienes secretamente esperaban en la disidencia ser admitidos en la cultura oficial .
Sala de espera de ingreso al mundo grave y severo de los libros , o cambuche , refugio provisional , las revistas literarias siguen siendo publicaciones transitorias , efímeras , cuyo destino es la caneca de la basura más que los anaqueles de las bibliotecas .