ISBN 0124-0854
N º 196 Marzo de 2013
A los escépticos, rebeldes de pensamiento,
La ubicación de las edificaciones mayas fue definida con objetivos prácticos y rituales. Se consideran la posición del sol y de los planetas en el horizonte para demarcar el principio de la época de lluvias, que se inicia en mayo, sin precisión, unos días después del cruce del sol por el cenit. Orientar estos edificios a los eventos astronómicos permitía hacer celebraciones ritualistas a los dioses
Observatorio maya El caracol, Chichen Itzá, México. Creative Commons para distribuir, compartir de igual modo, usar y publicar. Obligada la atribución de créditos
debemos las grandes teorías: Newton olvidó lo que lo que los griegos antiguos decían sobre el universo y sus leyes; Einstein negó muchas cosas que decía Newton y sus contemporáneos. Los creadores de la mecánica cuántica, Max Planck, Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg desafiaron las verdades de sus antecesores. La ciencia, las verdades de la ciencia, según Karl Popper, están siempre en periodo de prueba, a la espera de su refutación o
cambio. Lo que se cree por fe no se puede discutir, renovar ni cambiar. El escéptico primero observa cuidadosamente con el objetivo de buscar, de identificar un problema, un asunto, una verdad, un patrón; después, ya identificado el asunto, recopila evidencias que comprueben o refuten sus hipótesis, generaliza, promedia, deduce. La observación no es siempre visual, es también estadística o de contemplación de otros sucesos similares e igualmente obedece a una lógica. Luego, busca hallar confirmación a las predicciones que resultarían de su hipótesis, y la coherencia entre resultados y predicciones. Tú aseguras que lees la mente, le dice el entrevistador al portador de los poderes, luego le da una cachetada y le dice ¿ por qué no previste que yo haría esto? Es un chiste de internet, en video, pero comprueba con crueldad la falsedad del charlatán. Nunca hemos visto un hombre calvo que haya recuperado su melena después de usar los cientos de productos que se ofrecen para la caída del cabello. Es muy probable, piensa el escéptico, que tal producto no exista todavía. Lo mismo se aplica a aquellos que sirven para quitar las arrugas o la celulitis; ¡ ah!, o a los que sirven para adelgazar: ¡ ya se sabría!