ISBN 0124-0854
N º 191 Septiembre de 2012
paradójicamente, tal vez la más esterilizadora— para tratar de salvar nuestra lengua de la influencia extranjera. Estas vanas alarmas solo despiertan una indulgente ironía en el más destacado pensador antioqueño de la historia, Baldomero Sanín Cano, el primer ensayista colombiano con aliento cosmopolita, consciente de las tareas de la intelectualidad en el siglo XX y, quizá por eso mismo, el más olvidado de los grandes intelectuales colombianos. Baldomero fue, baste agregar, redactor durante décadas de la página internacional de La Nación de Buenos Aires, el periódico más importante de la lengua española, en el momento.
Los años veinte y treinta del siglo XX van a ser de agitaciones sociales sin precedentes. Las ciudades se masifican y con ellas surge un
público de clase media que pide lecturas diversas, útiles y prácticas. Se trata de la época del Manifiesto de Córdoba y del anti-yankismo— representados por el partido Alianza Popular Revolucionaria Americana( APRA) del Perú, por Julio Antonio Mella de Cuba o por Augusto César Sandino de Nicaragua—, pero también de la lectura de entretenimiento y de los inicios de la industrialización de la novela. Cambian las técnicas periodísticas y aparece la crónica, género con autores notables como Roberto Arlt o José Antonio Osorio Lizarazo, al lado de quienes surge la novela social, con obras como las de Jorge Icaza o Alfredo Pareja, en las que aparecen“ cholos baladreros, pescadores, aguadores, vendedores de sandías y cocos”( al decir de Ángel Felicísimo Rojas). Puede decirse, además, que para la época nace la ciencia social en sentido estricto: aparece la obra 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana( 1927) de José Carlos Mariátegui, a la que siguen las magníficas realizaciones científicas de Gilberto Freyre, Fernando Ortiz, Sergio Bagú, Silvio Zabala y José Luis Romero. Colombia contará con científicos sociales de la calidad de Luis Eduardo Nieto Arteta o Virginia Gutiérrez de Pineda. Los métodos se especifican y cambia la personalidad— antes deslumbrante— del intelectual: sus ámbitos de acción son la universidad y la vida académica y se forman, por la especialidad creciente, algo así como dos mundos que se complementan: el