ISBN 0124-0854
N º 191 Septiembre de 2012 humanamente imposible, sino anti-histórica: el pasado no está muerto, en la medida en que gracias al historiador se integra en el presente.
Las historias literarias latinoamericanas( historias de la literatura hondureña, de la guatemalteca, de la colombiana; historias de la literatura de tal o tal provincia o ciudad. No doy ejemplos concretos, porque hay motivos mucho mejores para soltar la carcajada) son el producto de los nacionalismos y del pésimo ejemplo que siguieron muchas de ellas( esto es, Marcelino Menéndez Pelayo). Pero este tema ya nada tiene que ver con la cuestión de la relación entre literatura y sociedad, sino que sería, más bien, asunto de una historia de la historiografía literaria latinoamericana que indudablemente abundaría, entre otras cosas más, en desear que por fin ocurra el movimiento, que se corrobore— si fuese necesario— la necesidad de la crisis y, sobre todo, que se descubran los conceptos fundamentales de esa tradición.
Los intentos recientes de historia literaria en Latinoamérica han sido suscitados, en su mayoría, por diversos ecos del leninismo.
Las posibles preguntas que originarían el objeto de estudio de una historia totalizadora de la literatura latinoamericana son, para mí, de dos clases. La primera no es propiamente una pregunta, sino un claro postulado político, radicalmente latinoamericano en el sentido que
a esa actitud dio Sarmiento en la ― Introducción ‖ a Facundo con estas dos frases: ―... de ahí partió el gran Bolívar; de aquel barro( Colombia) hizo su glorioso edificio ‖ y: ― Bolívar es, todavía, un cuento forjado sobre datos ciertos: Bolívar, el verdadero Bolívar, no lo conoce aún el mundo, y es muy probable que, cuando lo traduzcan a su idioma natal, aparezca más sorprendente y más grande aún ‖. ― Cuento forjado sobre datos ciertos ‖,( nuestro barro). Su ― glorioso edificio ‖ ― no lo conoce aún el mundo ‖: la unidad de nuestra América, que él proyectó y de la que depende que ― cuando lo traduzcan a su idioma natal ‖, ― aparezca más sorprendente y más grande aún ‖. En palabras simples, mi posición política es bolivariana. Y desde ella o, si se quiere, determinado por su carácter totalizador, considero lo que en este momento precisamente debe hacer una historia social de la literatura latinoamericana: recuperar la unidad perdida, dar conciencia histórica y genuinamente política a nuestros países.
Este postulado político condiciona el segundo tipo de preguntas, esto es, el de las que conciernen a la ciencia. Y éstas serían, entre otras, por ejemplo, y formuladas de modo programático las siguientes: ¿ cómo ha de revisarse y recuperarse el pasado? ¿ Qué criterios han de formarse para el modelo totalizador? ¿ Cómo ha de periodizarse esa historia que naturalmente ya no debe guiarse por clasificaciones estéticas sino que debe