ISSN 0124-0854
N º 192 Octubre de 2012
indecible . Es el lenguaje que apunta a un no lenguaje .
Santiago Cárdenas , Sobre con lápiz amarillo , 2004 , lino sobre panel , 40 x 60 cm
del lenguaje . El poeta debe penetrar en él como zona de meditación , como última morada del silencio . Entre el decir y lo dicho , entre lo que está antes y después de toda expresión . El poeta regresa a lo ilimitado , a lo impronunciable , a los sonidos temblorosos del balbuceo y la afasia .
La tentación del poeta es el silencio originario . Entre palabra y silencio se mueve su particular discurso metafísico . Por eso , el primer lenguaje para expresar sus experiencias es la poesía , por ser el género más cercano al verdadero silencio . Es un lenguaje alusivo , lleno de elipsis y paradojas , de oxímoron y balbuceos , preñado de ausencias . El uso de términos antitéticos como música callada rompe el lenguaje para dejar entrever el vacío . La combinación de términos opuestos se sustituye por la existencia de un tercero hipotético y lo sitúa como ausente . Crea un agujero en el lenguaje . Talla en él lo
Las más diversas tradiciones místicas enseñan que Dios es silencio . Silencio total y absoluto , el silencio del ser y no solo el ser del silencio : reductio in silentium . Lo que se necesita es solo una gran soledad interior . Al silencio de las palabras le siguen el silencio de los pensamientos y el silencio de los deseos . El blanco aparece como la desnudez del único silencio . Se mantiene el poeta vacío , en disponibilidad , siempre . La inspiración consiste en suspender el pensamiento , en dejarlo disponible , en vacío y penetrable al objeto . Sobre todo la mente debe estar en blanco , a la espera , sin buscar nada , pero dispuesta a recibir en su verdad desnuda al objeto : al mundo .
El silencio en que no hay palabra alguna que pase es la sombra de este entendimiento , en el interior del logos . Es la condición humana que solo pasivamente lo recibe , recogiéndose en su vacío . Chuang Tzu se consuela en su afasia poética con un acertijo verbal bajo cuyo ingenio subyace una honda lección espiritual : “ El que lo sabe , no lo dice , y el que lo dice , es porque no lo sabe ”.
El poeta se siente abrumado por la naturaleza ininteligible del trance . Lo único que queda claro de la experiencia abisal es que es literalmente indecible . Pocos escritores han asumido la derrota verbal inherente a la