ISSN 0124-0854
N º 193 Noviembre de 2012
La información y la función de esas dos categorías de documentos son, de algún modo y con mucho dolor de cabeza y con algo de carga financiera, recuperables. Por ejemplo, las instituciones de enseñanza suelen guardar los documentos de sus alumnos, permitiendo la expedición de copias de los diplomas, certificados y demás documentos comprobatorios; también lo hacen las entidades que expiden declaraciones( o deberían hacerlo); los bienes de consumo se pueden comprar de nuevo, y existe también la posibilidad de requerir copias de los demás documentos personales.
La sociedad entenderá, de modo más o menos directo, el valor inmediato de los acervos personales sepultados en el Palace-II, tanto desde el punto de vista utilitario como financiero. Así que, se valora con facilidad el costo nominal de un computador, de un refrigerador o de otro bien de consumo; también es posible ponderar hasta qué punto, en términos financieros, perjudicará al profesional la ausencia de un computador, o el perjuicio para la cocinera que perdió sus encargos de platos congelados, junto con el refrigerador. La dificultad radica en percibir que junto con el computador desaparecieron mensajes