ISSN 0124-0854
N º 193 Noviembre de 2012 los interesados en cuanto individuos. Hacen parte de los acervos personales no sólo aquellos objetos con finalidad inmediata en la relación del ciudadano con la sociedad, sino también aquellos que ejercen un papel constitutivo del propio individuo como tal. Integran el acervo individual los archivos personales y el conjunto de bienes materiales, sean documentos tridimensionales escritos, visuales, sonoros u objetos de cualquier otra naturaleza. Los registros de las actividades permiten la continua construcción de la identidad, la memoria, los gustos y demás características personales. Un buen ejemplo de la importancia que tal material tiene en la individualidad se hace evidente en la película Blade Runner de Ridley Scott, donde se da una alta valoración a la fabricación de implantes de memoria y de los respectivos registros( fotografías y objetos) con los cuales se“ humanizan” androides, a tal punto que algunos no tienen consciencia de su condición robótica.
Independientemente de la individualidad de los residentes, la finalidad de los documentos afectados por el episodio es la misma. El rescate de algunos bienes y documentos implica la destrucción de los que no fueron seleccionados. La elección varía según la orientación de la búsqueda o de la suerte. Los documentos escritos de uso corriente, casi cotidiano, fueron, probablemente, los menos perjudicados en todo
el episodio. Es factible suponer que la mayoría de los papeles que consiguieron salvarse en los preciosos veinte minutos fueran credenciales personales como documentos de identidad, certificados de matrimonio, de nacimiento y muchos otros, además de otros papeles usados en el día a día como talonarios de cheques, tarjetas bancarias, informes de trabajo y cuentas recientes. En la categoría de documentos de uso corriente y cotidiano, no obstante, se destruyeron objetos de carácter utilitario como mobiliario, ropa, electrodomésticos, utensilios, etc.
Una segunda categoría de documentos, según el uso, incluye los registros cuyo valor de prueba es mayor que el de uso corriente: diplomas, certificados escolares, notas fiscales, escrituras, comprobantes de pagos del inmueble o de cuentas, entre otros. Tales documentos, fundamentales en nuestra sociedad, garantizan derechos adquiridos, pero, al mismo tiempo y debido a ello mismo, apenas son exigidos. En el episodio del Palace-II muchos de esos documentos debieron haberse perdido. Por no ser de uso cotidiano, generalmente no se tenían tan a la mano y pueden no haber sido tenidos en cuenta en un lapso de tiempo tan corto como esos veinte minutos de los que dispusieron. El hecho de que una de las bases para el cálculo de las indemnizaciones fuera la comprobación de los bienes, mediante presentación de las respectivas notas fiscales, agravó la situación.