Imagen Gisselle o Sylphide
ISBN 0124-0854
N º 187 Mayo de 2012 la significación del movimiento mismo.
Otras investigaciones interesantes en los estudios en danza tienen que ver con el análisis organismos claramente culturales. En otras palabras, bailarines hombres y mujeres ocupan las definiciones culturales de feminidad y masculinidad que les ofrece el ballet con su estética occidental. Y así mismo, la cumbia, la salsa y la rumba son estilos de danza en los que las mismas dinámicas aplican, pues los bailarines demuestran agilidad, fuerza, bravura, mientras que de las bailarinas se espera que sean más suaves, elegantes y sutiles.
Linsi Dec, Rubies, Pacific Northwest Ballet, coreografía de George Balanchine, foto: © Ángela Sterling
de la identidad de sexo. Por medio del vocabulario del movimiento, los vestuarios, las imágenes corporales, el entrenamiento y las técnicas dancísticas, se puede ver que muchos discursos sobre el cuerpo están basados en ideas de diferencias entendidas como“ naturales” de sexo. Una de las precursoras de este análisis, Ann Daly( 1988) describe cómo, en el ballet clásico, la diferencia de vocabulario del movimiento entre hombres y mujeres, en muchos casos es una forma de evidenciar los ideales de sexo en acción. De la misma manera, el ideal de bailarín o bailarina para Balanchine, con sus cuerpos atléticos y alargados, no es igual al del ideal
decimonónico de seres etéreos, salidos de este
mundo. Los cuerpos de los bailarines son
En terminología de Judith Butler, las prácticas físicas de los bailarines clásicos( y de cualquier práctica física en escena y fuera de esta) son“ prácticas reiteradas y citacionales” que, en el caso del ballet clásico, evocan y reproducen imágenes de la feminidad y la masculinidad del siglo XIX y se constituyen en actos performativos que elaboran constantemente ideas de los sexos, pues para Butler el cuerpo es una situación, no un estado permanente.
Imagen Gisselle o Sylphide
Bastante interesante es la posibilidad de ver las puestas en escena como sitios en que estas diferencias culturales de sexo permiten mezclas, contradicciones y cruces, nuevas propuestas y visiones reactivas a las convenciones de la heterosexualidad