Después de Pushkin
ISBN 0124-0854
N º 185 Marzo de 2012 amparo de la noche, al convento de Sviatogorski, en Mijáilovskoye, la propiedad familiar de los Pushkin lejos de la capital. Natalia se sometió a la voluntad del soberano, pero en el último momento insistió en que el poeta fuera sepultado vestido de civil, y no de aquel uniforme de gentilhombre de cámara que tanto había detestado. A la ceremonia del entierro asistieron únicamente los familiares y amigos más cercanos del difunto. En la prensa oficial no apareció una sola palabra sobre la trágica muerte de Pushkin. Solo el joven poeta Mijaíl Lérmontov publicó un poema titulado“ La muerte del poeta”, una mezcla de elegía con panfleto político que termina con unas palabras realmente proféticas:
Sabed, hijos de la lujuria, Que la justicia divina los aguarda. De nada les servirá su habitual blasfemia Y toda vuestra sangre negra No podrá lavar la sagrada sangre del poeta.
Otro valiente resultó ser el famoso crítico musical Vasili Odóyevski, quien publicó en el suplemento literario El inválido ruso un pequeño homenaje que decía lo siguiente:“ El sol de nuestra poesía se ha eclipsado. ¡ Pushkin ha muerto! Muerto en la flor de la vida... Nuestro poeta, nuestra alegría, nuestra gloria nacional... ¿ Será verdad que ya no está
entre nosotros?” 15. Después de aquellas publicaciones, a Lérmontov lo expatriaron al Cáucaso y El inválido ruso fue clausurado inmediatamente.
D ´ Anthés y Heeckeren no sufrieron castigo alguno, salvo ser expulsados de Rusia. A Catalina, una víctima inocente, ya embarazada, le tocó seguir a su esposo a Francia. Jamás volvería a relacionarse con Natalia ni con sus otros hermanos, ni volvería a pisar el suelo ruso; moriría a la edad de 34 años, en el parto de su quinto hijo, en la ciudad francesa de Soultz-Haut-Rin, lejos de su tierra natal.
Después de Pushkin
Incluso en aquellos días trágicos, algunos de los detractores de Natalia divulgaban los comentarios de que todo su desconsuelo no era más que apariencia y que la joven viuda no tardaría en encontrar un nuevo esposo. Pero la conducta de Natalia demostró todo lo contrario. Poco después del entierro, ella y sus hijos abandonaron San Petersburgo y se instalaron en Polotniániy Zavod, la hacienda de los Goncharov lejos de la capital. Durante todo aquel tiempo, Natalia casi no apareció en público, salvo en algunas ocasiones cuando iba a la iglesia a rezar por el alma de Pushkin,