Agenda Cultural UdeA - Año 2012 MARZO | Page 29

ISBN 0124-0854
N º 185 Marzo de 2012 poeta.“ El matrimonio no es un paso fácil; no se debe pensar que trae sólo la alegría y diversión. Es una obligación muy seria y para toda la vida” 7, escribió Natalia en su diario poco después del compromiso, mostrando una sorprendente madurez emocional para una muchacha de escasos dieciocho años. A su vez, el mismo Pushkin no trataba de disimular su dicha:“ La he amado desesperadamente durante casi dos años, la he buscado siempre, la he bendecido con toda mi alma... ¡ Gracias a Dios, ahora es casi mía!” 8.
El 18 de febrero de 1831, en la iglesia de la Asunción, se celebró la boda cuyos detalles son conocidos para cualquier lector ruso. Un soplo de aire apagó la vela en la mano de Pushkin, y cuando llegó el momento de intercambiar anillos, uno de ellos cayó al suelo. El poeta se inclinó para recogerlo y empujó involuntariamente el atril del cual cayeron el crucifijo y el Evangelio. El rostro de Natalia se tornó tan blanco como su velo nupcial, pues eran señales nefastas. Entre los invitados corrió el humor de que aquel matrimonio sería un desastre, aunque Pushkin, resplandeciente de felicidad, parecía no ver ni oír nada. En una carta dirigida a su amigo P. A. Pletnev, el poeta escribió:“ Por fin estoy casado y feliz como nunca, así que no espero de la vida nada más. Mi esposa es un encanto; a medida que pasa el tiempo,
más amo a esta criatura inocente, pura y tierna. En realidad, creo que soy indigno de ser esposo de semejante mujer” 9.
Pero por muy romántica que fuera aquella unión, el joven matrimonio tenía que enfrentar numerosos problemas cotidianos, más que todo de carácter económico. Tres meses después de la boda, los Pushkin dejaron Moscú y se trasladaron a San Petersburgo donde el poeta ingresó en la Cancillería de Asuntos Exteriores. Su salario de empleado público era modesto, así que la casa de los Pushkin no era lujosa, pero, como señalaban los amigos de la familia, alegre y acogedora, porque“ allí anidaba el amor”. La familia crecía rápidamente. Ya en 1832, un año después de la boda, nació María, la primogénita de los Pushkin; luego nacieron Alexander( 1833), Gregorio( 1835) y Natalia( 1836). Además, con los Pushkin vivían las dos hermanas solteras de Natalia que se habían trasladado a San Petersburgo donde existían mejores posibilidades de encontrar buenos partidos entre los funcionarios de la corte y oficiales de la guardia imperial.
Sin embargo, a pesar de la difícil situación económica de la familia y de la crianza de sus cuatro hijos, Natalia no tardó en convertirse en una de las mujeres más populares de los salones más elegantes de San Petersburgo y