Agenda Cultural UdeA - Año 2012 MARZO | Page 25

La niñez
ISBN 0124-0854
N º 185 Marzo de 2012
Todos estos estereotipos no hacen más que ocultar a una verdadera Natalia Goncharova, mujer de carne y hueso, hija de su época, con sus sueños, esperanzas y frustraciones, una auténtica Musa del más grande de los clásicos de la literatura rusa.

La niñez

Natalia Goncharova nació el 27 de agosto de 1812 en Karian, una finca cerca de Tambov, al sureste de Moscú donde su familia vivía refugiada a causa de la invasión napoleónica. Era sexta hija de Nicolás Goncharov y Natalia Zagriázhskaya, descendientes de dos linajes pertenecientes a la más rancia nobleza rusa. Los antepasados de los Goncharov, produciendo velas para la naciente armada del zar Pedro I el Grande, amasaron una de las fortunas más grandes de Rusia en los albores del siglo XVIII; en memoria de esto, la mayor propiedad de la familia, una próspera finca en la región de Tambov, se denominaba Polotniániy Zavod, es decir,“ la fábrica de lienzos”. El abuelo de Natalia, Afanasi Goncharov, derrochó la mayor parte de los bienes familiares en numerosas fiestas y juegos de naipes, así que al padre de la niña no le quedaban más que los últimos restos del otrora enorme y poderoso imperio comercial: algunas granjas, manufacturas textiles y un criadero de caballos de raza. La ley de
mayorazgo no permitía la partición de bienes familiares, por lo que el único heredero de todo sería Dimitri, el hijo primogénito de los Goncharov, mientras los otros hijos varones, Iván y Sergio, deberían ganarse la vida por su propia cuenta, y las tres hijas, Natalia y sus hermanas mayores Alejandra y Catalina, encontrar esposos adinerados.
La niñez de Natalia no era feliz. Nicolás Goncharov sufría de una enfermedad psiquiátrica, acompañada por frecuentes trastornos de la memoria y repentinos arrebatos de cólera que lo volvían peligroso, al punto que los sirvientes se veían obligados a encerrarlo en sus aposentos por días. Como resultado, no podía ocuparse de los negocios ni del futuro de sus seis hijos. La verdadera cabeza del hogar era su esposa Natalia Zagriázhskaya, una mujer enérgica, autoritaria, decidida, en ocasiones histérica, e incluso cruel, no solo con la servidumbre, sino también con sus propios hijos. Fue ella quien administró los bienes familiares hasta que Dimitri, su hijo mayor, cumplió la mayoría de edad; pero incluso muchos años después seguía controlando cada paso de su primogénito que nunca se atrevía a cerrar un trato ni firmar una letra de cambio sin la aprobación de su todopoderosa madre. Los otros dos varones, Iván y Sergio, fueron enviados como internos a un colegio militar