ISBN 0124-0854
N º 189 Julio de 2012
Andrés escribió, a los diecinueve años, esos tres relatos. A la misma edad, yo tuve el libro en mi biblioteca y me impresioné por la forma como alguien había logrado dominar tan bien las palabras a sus escasos diecinueve años, que son una época de pocas responsabilidades y entusiasmo desbordante: el tiempo de la ciénaga. El mejor de los relatos es precisamente ese, el último: el tiempo en el que Angelita y Miguel Ángel salen del burgués norte de Cali a recorrer el sombrío sur. A encontrar la muerte. Después de ahí vino todo: cuentos, cartas, ¡ Que viva la música!— a la cual sobreviví porque se debe pecar por inocencia para pensar que por un libro alguien se quita la vida—, recopilaciones y un poco de amor para las crónicas de Sandro Romero, ferviente admirador de Andrés y de
ahí vino más, porque por medio de Andrés uno llega a la literatura de Poe y Lovecraft, al cine de Buñuel, Bergman y Polanski, a la salsa de RichieRay y al rock de los Rolling.
Un par de compinches en la ciudad
Los mejores libros de mi vidalos recuerdo como tales, porque me han dejado las mejores amistades de mi vida. Ya sea porque en alguna esquina coincidimos hablando de un mismo libro o porque decidimos emprender con alguien más el descubrimiento de un autor.