Agenda Cultural UdeA - Año 2012 DICIEMBRE | Page 5

ISSN 0124-0854
N º 194 Diciembre de 2012 así, tendrías muchos motivos para estar celoso ‖. Me encantaría conocerlo. Me gustaría decirle que lo he oído cantar. Por favor, sea usted bueno y preséntemelo.
— Claro que sí— contestó su anfitrión—. Pensaba que ya lo conocía; damos la fiesta en su honor. Pero ¿ dónde está?
— Está ahí, junto a la biblioteca— dijo ella—. Esperemos a que acabe de hablar con esa gente. Bueno, me parece que es usted maravilloso al dar esta magnífica fiesta en su honor y ofrecerle la posibilidad de conocer a tantas personas blancas. Supongo que le estará agradecidísimo.
— Espero que no— contestó al anfitrión.
— Me parece tremendamente generoso por su parte, de verdad. No entiendo por qué no va a estar bien reunirse con gente de color. Yo no tengo ningún tipo de prejuicios con esas cosas, ni remotamente. A Burton, en cambio, le pasa justo lo contrario. Bueno, ya sabe; él es de Virginia, y ya sabe cómo son allí.
—¿ Ha venido esta noche?— preguntó el anfitrión.
— No, no ha podido— contestó—. Esta noche soy la viuda alegre. Al marcharme, le he dicho: ― No sé qué voy a hacer ‖. Él estaba tan cansado que no podía dar ni un paso. ¡ Qué pena!, ¿ verdad?
—¡ Ah!— dijo al anfitrión.
— Cuando le diga que he conocido a Walter Williams, le dará algo. A menudo discutimos sobre la gente de color. Me pongo tan nerviosa que le suelto cualquier cosa. ― No seas tonto ‖, le digo. Pero debo decir en favor de Burton que es mucho más tolerante que muchos de esos del sur. En realidad, le encanta la gente de color. Por nada del mundo tendría criados blancos. Y, ¿ sabe?, tiene una vieja niñera de color, la típica mammy negra, a la que quiere muchísimo. Vaya, todavía ahora, cuando va a su casa, pasa por la cocina para verla. Lo único que dice es que no tiene nada en contra de la gente de color, siempre que se mantenga en su sitio. No para de hacerles favores, les da ropa y no sé cuántas cosas más. Eso sí, dice que no se sentaría a la mesa con uno de ellos por nada del mundo. ―¡ Oh! Me pones mala con esas cosas ‖, le digo. Soy muy dura con él, ¿ verdad?
— Oh, no, no, no, no— contestó el anfitrión—. No, no.