Agenda Cultural UdeA - Año 2012 DICIEMBRE | Page 26

ISSN 0124-0854
N º 194 Diciembre de 2012 una mirada a la habitación , y al ver una ventana pequeña , se acercó y la abrió asegurándola con un palo corto ; luego se sentó junto a ella en una silla .
— Esto es perfecto — dijo en voz alta lanzando una mirada colérica a la habitación pequeña y fea —. No hay duda de que es un regalo de Dios .
Entrelazó las manos , apretándolas hasta que los nudillos se le pusieron blancos .
—¡ Ah , cómo me gusta estar aquí ! ¡ Cómo me gusta ! ¡ Cómo me gusta !
Sacó un brazo por el marco de la ventana con un gesto de abandono , pero no se había dado cuenta de que caía una lluvia abundante que enseguida le empapó la manga del vestido .
—¡ Válgame Dios ! — exclamó , sonriendo —. Si está lloviendo aquí . ¡ Los que están cenando no se mojan , pero yo sí y me gusta !
Sonrió a la lluvia con expresión benevolente . Se quedó sentada , medio despierta y medio dormida , y luego empezó a sentir poco a poco la creciente certidumbre de que podía llegar a su propia habitación desde donde estaba sentada sin volver siquiera al restaurante .
— Toda mi vida he mantenido el camino abierto — murmuró con voz pastosa — para poder volver .
Unos momentos después dijo :
— Estoy aquí sentada . Una malévola expresión de triunfo transformó su rostro mientras hacía un leve esfuerzo para enderezar la espalda . Durante largo rato permaneció encerrada en la fortaleza de tal fantasía , que fue desvaneciéndose poco a poco hasta llegar a disolverse . Cuando retiró de la lluvia su brazo , frío y tembloroso , caían torrentes de lágrimas por sus mejillas . Sin dejar de llorar trepó a la enorme cama de matrimonio y se quedó dormida boca abajo con el sombrero puesto .
Mientras , el dueño había subido en silencio las escaleras con la esperanza de tropezarse con ella cuando saliera del servicio de señoras . Se había sentido halagado por sus atenciones y pensaba que en su actual estado de embriaguez sería fácil robarle un beso y tal vez algo más . Cuando vio el rayo de luz que salía por debajo de la puerta de su alcoba , se pasó la lengua por el labio inferior y sonrió . Luego bajó de puntillas las escaleras , tramando por el camino lo que iba a decirle al señor Drake .
Todo el mundo se había ido del restaurante y , cuando el dueño llegó al final de la escalera , el señor Drake se paseaba arriba y abajo por el pasillo .