Agenda Cultural UdeA - Año 2012 DICIEMBRE | Page 21

ISSN 0124-0854
N º 194 Diciembre de 2012
Dorothy retiró la cortina y atisbó a ver quién llamaba al timbre . Era una mujer de corta estatura , pelo rizado y mejillas gordas y desiguales , empolvadas de vivo color rosa .
Se sorprendió mucho al ver a su hermana , pues no esperaba verla hasta la semana siguiente . —¡ Vaya ! — exclamó Dorothy . —¿ Quién es ? — preguntó su invitado . — Es mi hermana . Será mejor que te vayas , porque debe tener algo serio que decirme . Es preferible que salgas por la puerta de atrás . No le gusta tropezarse con extraños .
El hombre se sintió humillado y se marchó sin despedirse de Dorothy , que corrió hacia la puerta y abrió a la señora Perry .
— Siéntate — dijo , conduciéndola al cuarto de estar —. Siéntate y cuéntame qué hay de nuevo .
Echó unos caramelos de una bolsa de papel a una fuente de cristal .
— Quiero que me arregles este vestido o me ayudes a hacerlo — dijo la señora Perry —. Lo necesito para esta noche . He quedado con el señor Drake , mi vecino , en ese restaurante de más abajo , así que pensé que podía vestirme en tu casa y marcharme desde aquí . Si es que me lo arreglas . Te pagaré .
Dorothy hizo una mueca . —¿ Por qué dices que vas a pagarme si soy tu hermana ?
La señora Perry la miró en silencio . No respondió . No sabía por qué lo había dicho . Dorothy le probó el vestido y le puso alfileres aquí y allá .
— Me alegro de que vayas a salir por fin — dijo —. ¿ Quieres un collar ? — Si te sobra alguno . — Bueno , espero que sea el hombre que te conviene — dijo Dorothy , con su habitual falta de tacto —. Daría cualquier cosa por que te enamoraras , para que dejaras esa casa tan fea y vinieras a vivir a alguna calle cercana . Piensa lo diferente que sería todo para mí . Y tú estarías más contenta si tuvieses un marido a quien quisieras . No como el último … Supongo que nunca dejaré de soñar y esperar — sonrió nerviosamente porque se dio cuenta , aunque demasiado tarde , como siempre , de que a su hermana no le gustaba hablar de tales asuntos . Y prosiguió , débilmente —: No creas que yo me siento siempre muy feliz aquí . No soy tan seria ni reservada como tú , claro está …
— No sé de qué me hablas — dijo Alva Perry , removiéndose impaciente —. Voy a salir a cenar .
— Ojalá te tuviera más cerca — se quejó Dorothy —. Algunas noches me pongo triste en este cuarto de estar .