Agenda Cultural UdeA - Año 2012 DICIEMBRE | Page 20

ISSN 0124-0854
N º 194 Diciembre de 2012 cocodrilos . No se trataba de dinero , porque en principio no me lo pedían . Solo que entonces pensaba lo mismo que ahora , que si alguien deja su casa debe hacerlo por una buena razón ; como los chicos que fueron a construir el Canal de Panamá , o por cualquier otro motivo respetable . De otro modo , creo que debería quedarse en su ciudad natal , para que nadie pudiera decir de él : “¿ Qué piensa que puede hacer aquí que nosotros no podamos ?”. Al menos eso es lo que me figuro que diría la gente de una ciudad extraña acerca de un hombre como yo que fuera para allá al albur de un negocio arriesgado como única excusa para dejar su casa . Mi hermano no piensa de la misma manera . Nunca se queda más de tres meses en un sitio .
Comió la patata con expresión afligida mientras meneaba la cabeza de un lado para otro .
La señora Perry pensaba en otra cosa , de manera que se sorprendió mucho cuando John Drake se puso en pie de pronto y le tendió la mano .
— Me marcho — dijo —, pero a cambio de las patatas , ¿ le gustaría cenar conmigo en un restaurante mañana por la noche ?
Hacía muchos años que no le habían hecho una invitación de ese tipo , pues se había
apartado deliberadamente de la vida de la ciudad , y no sabia qué responderle .
—¿ Cree que debería hacer algo así ? - preguntó .
El señor Drake le aseguró que debía hacerlo , y ella aceptó su invitación .
A la tarde siguiente , la señora Perry esperó el autobús al pie del pequeño puente de cemento que había debajo de la casa . Necesitaba la ayuda y el consejo de su hermana a propósito de un vestido de color espliego que ya no le sentaba bien . Nunca había sabido coser , e ignoraba cómo arreglar prendas femeninas . Tenía intención de ponerse el vestido para ir al restaurante donde estaba citada con John Drake , y lo llevaba doblado bajo el brazo .
Dorothy Álvarez ocupaba la mitad de una casa para dos familias en un callejón . Estaba sentada en el cuarto de estar hablando con un invitado cuando la señora Perry llamó al timbre . El salón estaba inmaculado , pero descansar en él parecía difícil a causa de los muchos dibujos , brillantes y complicados , de las cortinas y las fundas de los muebles , y no menos inquietante resultaba el dibujo de un enorme jarrón negro y naranja que se repetía una docena de veces sobre el linóleo que cubría el suelo .