Agenda Cultural UdeA - Año 2012 AGOSTO | Page 7

ISBN 0124-0854
N º 190 Agosto de 2012 cultural imperialista. Cuando terminó el discurso, la mayoría de sus compañeros lo aplaudimos a rabiar, pero los directivos y buena parte de los familiares, mudos; no podían entender lo que pasaba. Al recibir el grado, uno de los graduandos expresó su inconformidad con el discurso leído y sólo hizo de hazmerreír entre los asistentes.
Leonardo Betancur también se vinculó a diferentes grupos que frecuentaban las zonas de tugurios de la ciudad con el fin de ayudarles a mejorar sus posibilidades laborales, educativas, de salud y de vivienda en condiciones dignas y con mínimos criterios de saneamiento ambiental. Con los basuriegos de Moravia impulsó el surgimiento posterior de diferentes organizaciones. Nuestro maestro Héctor Abad Gómez fue un gran estímulo para esta labor que él ya había empezado en la comuna nororiental de Medellín.
El año rural fue algo especial. Decidimos tomar un descanso antes de empezar y nos fuimos para los Llanos. Allí, el jefe del Servicio Seccional del Vaupés nos ofreció puestos de rurales, pues faltaban médicos. A Leonardo le ofrecieron San José del Guaviare y El Retorno; el trabajo era duro, pues estaba solo. En esa época se casó con su compañera de carrera, Cecilia Alzate, quien estaba de médica rural en Liborina. Trabajaron los dos en San José, El
Leonardo Betancur Taborda y Héctor Abad Gómez, foto de archivo Universidad de Antioquia
Retorno y los alrededores. Los indígenas, los colonos y los sectores más desprotegidos fueron
allí sus preferidos. Con su liderazgo, nos encargamos de presentar ante el Ministerio de Salud el informe del año 1971, y la propuesta para el año 1972, que fue acogida y desarrollada en todo lo que se conocía como los territorios nacionales. Su inclinación por la salud pública se evidenció con su trabajo en los aspectos de promoción y prevención, demostrando que en ese entorno era la mejor estrategia de atención en salud.
Regresó a estudiar lo que le apasionaba, salud pública, y al terminar se vinculó como docente de la Facultad de Medicina. Se convirtió, entonces, en el profesor compañero del maestro Héctor Abad Gómez hasta el fin de sus existencias. La cátedra de Leo fue muy apreciada por sus alumnos porque les hizo comprender en qué consistía la salud pública.