ISBN 0124-0854
N º 190 Agosto de 2012
Cuando comenzaron a gestarse los movimientos estudiantiles nacionales que apuntaban a un cambio en la educación superior, oíamos sus argumentos sobre una forma diferente de pensar y transformar la sociedad en la que estábamos inmersos. Los partidos tradicionales estaban presentes en la dirigencia estudiantil, pero, al mismo tiempo, empezaban a aflorar las posiciones de izquierda como una alternativa social, como una nueva forma de ver la vida y de compartir la existencia.
Leo no fue el único que levantó la voz para expresar estas ideas, pero con la claridad de su argumentación se convirtió en la voz más importante entre sus compañeros de Facultad y luego en toda la Universidad. Era muy instructivo pasar veladas enteras aprendiendo de quienes planteaban en forma diferente la solución de los problemas que debíamos enfrentar, pues ya nos sabíamos parte del problema y de la solución. Es en esa confrontación de ideas donde Leonardo se erigió como un líder y ayudó a que muchos de nosotros creciéramos y nos comprometiéramos con lo social; algo seguimos haciendo. Nos enseñó que para participar del cambio que se estaba dando en lo social debíamos prepararnos, dedicar tiempo al estudio de esos temas y no solamente a los estudios académicos y técnicos de la medicina; es decir, que debíamos hacer dos carreras en una. En la Facultad de Medicina
no éramos vistos con buenos ojos por la mayoría de los profesores y estudiantes de posgrado, pues era en ese entonces una Facultad muy conservadora, mucho más de lo que puede ser hoy. Era cuando empezaban a aparecer grupos de muchachos decididos a dar la pelea y a permanecer en los claustros, a darle importancia social a nuestro quehacer.
Leo organizó grupos de estudio en los cuales participamos en forma decidida. Así se construyó durante los estudios médicos su imagen y personalidad, siempre atento y participante en los sucesos sociales. Aquellos que éramos sus condiscípulos en Medicina y sus discípulos en los estudios sociales, supimos de la grandeza de su entrega, de su compromiso social y de la gran amistad que nos brindó. Vivía cerca de la Facultad y lo veíamos ir a almorzar recogiendo yerbas del camino para alimentar a sus conejos.
Por amplia votación, le correspondió a Leo pronunciar el discurso de grado en el Paraninfo de la Universidad, en el cual nos recordó lo que habían sido esos años de estudio, la mirada retardataria de los docentes frente a los estudios médicos, y la necesidad de cambio, de participación social, la necesidad de una práctica médica comprometida con las necesidades del pueblo y de la sociedad colombiana que hiciera frente a la penetración