ISBN 0124-0854
N º 190 Agosto de 2012
Comité Permanente de los Derechos Humanos y, hasta podríamos decir, que el hecho que más irritó a sus asesinos fue el discurso que pronunció el día 11 de diciembre de 1987( seis días antes de su muerte), en la Asamblea de Reconstrucción de dicho Comité, cuando dijo que el único enemigo es“ aquel con quien no podemos ejercitar la sublimación de la palabra” y cuando agregó que hay que estar“ dispuestos a aceptar que ese único enemigo también tiene derechos que no pueden ser atropellados porque emergen de su dignidad como persona humana, así la atrocidad de sus comportamientos parecieran denotar su afán enceguecido por renunciar a esa elevada dignidad”.
¿ Qué nos podría decir hoy Luis Fernando?¡ Cómo han cambiado el mundo y la Universidad de Antioquia en estos veinticinco años! Si pudiéramos devolver el tiempo y buscarlo nuevamente en su oficina del cuarto piso del bloque 14, lo encontraríamos atendiendo a alguna persona que seguramente fue a pedirle su consejo y hasta una ayuda material; estaría leyendo o escribiendo febrilmente con su estilógrafo el borrador que, casi siempre, se constituía en la versión definitiva de alguna de sus cartas, comunicados o partes de sus libros. No faltarían los avisos visibles sobre los servicios que ofrecía: un tajalápiz para quien lo necesitara, la hora o la temperatura para los más despalomados,
Conmemoración 25 de agosto de 2011. Fuente: http:// publicaresiste. blogspot. com
cigarrillos o confites, según las necesidades del visitante. El único servicio que decía que no se prestaba en su oficina era decir dónde estaban algunos profesores, o por qué algunos de ellos
eran tan difíciles de encontrar en la Universidad. Sólo si estaba sumamente apresurado, con los dientes apretados se quejaba ante Juguete, su perro imaginario, para que el interlocutor entendiera que no se podía extender mucho en divagaciones.
Para hoy ya tendría más que tiempo para jubilarse, pero dudo que hubiera cesado en su febril actividad que empezaba al amanecer y que casi siempre terminaba en la noche, en una alegre tertulia en algún bar. No sé como hubiera sido de traumático su ingreso al mundo de celulares, computadores, tantas actividades en línea, tantos formatos para cada cosa, tantos procesos productivos y competitivos, etc. No creo que hubieraa simpatizado con tantas tablas e indicadores, porque si algo respetaba en los