ISBN 0124-0854
N º 186 Abril de 2012 las fronteras, las colaboraciones que Gruesz( 2002) llama“ transamericanas ".
De hecho, la producción del poeta en los Estados Unidos es significativa. Orjuela( 1965) afirma que, durante su estancia en Nueva York, Pombo escribió algunos de sus poemas más importantes, por ejemplo,“ La hora de tinieblas”, además del diario personal que escribe durante sus primeros años en los Estados Unidos y en el cual nos detendremos, de modo general, para señalar cómo proporciona unos elementos de la percepción cultural y del ambiente“ intercultural” en aquella época en Nueva York.
El diario personal de Rafael Pombo, editado por Romero( 1983), fue escrito entre 1855 y 1866 en Nueva York. En este diario personal, Pombo escribe sus primeras impresiones de la vida y de la geografía de los Estados Unidos. En estos primeros años, podemos ver que Pombo tenía una visión muy crítica de la cultura norteamericana:
He venido aquí a espiar el siglo XIX … Yo preferiría tener siempre buen humor, a ser banquero como estos de aquí, es decir, una máquina de echar firmas. Estos son verdaderamente los hombres más pobres del mundo. Yo haciendo versos soy mucho más rico que ellos( Romero, 1983: p. 7). dejó impresionar con la gran ciudad. Llegó a Nueva York con sus propias concepciones y se encontraba en una posición de confrontación casi permanente. No se dejó impresionar tampoco con la fuerza política que representaba el país, que él llamó la“ república modelo”. Observaba con los ojos de un crítico que analiza todo:
La paz, libertad y costumbres hospitalarias, proverbiales, de los Estados Unidos son a veces bien curiosas. En Louisville ha habido, con motivo de las elecciones, una batalla en toda forma entre Know-nothings 6 e irlandeses: quedaron muertos veinte, heridos un sinnúmero […]. Luego, con decir“ esto es en tiempo de elecciones” queda todo compuesto, y siguen los Estados Unidos en su profesión tan lucrativa de república modelo”( Ibíd.: p. 25).
Pero esto no le impidió admirar el paisaje y el progreso tecnológico y artístico que ofrecía la ciudad. De hecho, podemos afirmar que Pombo trató de“ apropiarse” de este espacio y dar su propia visión, como podemos ver en la bella descripción que hizo de los lugares neoyorquinos:“ Acostumbrado al eterno estrépito de las fábricas y carros de Nueva York, el silencio casi completo de
Este comentario muestra que Pombo no se