ISBN 0124-0854
N º 186 Abril de 2012 período de diecisiete años.
Como diplomático, Pombo vivió un período muy interesante en Nueva York: un ambiente“ intercultural” lo rodeaba: escritores, diplomáticos, periodistas y viajeros de origen hispanoamericano se encontraban allí y Pombo tuvo la oportunidad de entrar en contacto con diversas personalidades; estos encuentros, una ciudad con una vida cultural muy rica, y su espíritu abierto lo motivaron a realizar varios proyectos, entre ellos algunos de traducción.
Pero antes de observar concretamente estos intercambios, hay que determinar su interés histórico. La importancia concedida a sus intercambios es mostrada por diversos autores que afirman que las relaciones culturales entre ambas Américas comienzan de modo más“ real” al principio del siglo XIX. Según Onís( 1952), González( 1959) y Orjuela( 1980), las relaciones intelectuales y culturales entre América del Norte y América del Sur antes del siglo XIX eran poco comunes. Los autores señalados expresan varias razones; por ejemplo, grosso modo, en el período durante el cual cada región estuvo sometida por los colonizadores, los ingleses en el norte y los españoles en el sur respectivamente, las relaciones entre ambas Américas fueron muy limitadas porque la antigua rivalidad entre Inglaterra y España impidió en la época un contacto cultural, a causa de las diferencias en
cuanto a los valores que cada religión imponía. De un lado, los ingleses veían a los españoles como tiranos y, del otro, los españoles veían a los ingleses como herejes. Además, un completo sistema de valores sociales, culturales y económicos los distanciaban. Los norteamericanos, por su parte, tenían poco interés por los hispanoamericanos.
Con los movimientos de independencia, la situación cambió mucho y, como lo afirma Orjuela( 1980), las relaciones comenzaron a ser más directas:“ La revolución norteamericana, desde el principio, despertó viva simpatía entre los criollos que abrigaban la esperanza independizarse del gobierno monárquico español”( p. 52). La situación preindependentista y posindependentista favoreció que los hombres de letras de la América hispánica se desplazaran como viajeros, como“ próceres” de la Independencia, exiliados o diplomáticos. De este modo, el papel del diplomático o del exiliado— la mayoría criollos letrados— durante esta época fue fundamental para establecer contactos entre ambas Américas. Recordemos, de esta época, la traducción española de la constitución norte americana, documento sobre cuya base los hispanoamericanos determinarían su democracia y, en consecuencia, su independencia de
de