N º 181 Octubre de 2011
La innovación
Iván Darío Parra Mesa
S
ir Arthur Clarke , científico inglés y prolífico autor de libros de ciencia ficción , imagina , en su muy conocida obra 2001 : una odisea espacial , cómo debió ser el momento en que la chispa de la conciencia empezó a encenderse en el cerebro de nuestros simiescos antepasados :
Moon-Watcher se detuvo de súbito , cuando la hilera de cerdos atravesó la senda , olisqueando y gruñendo . Cerdos y monohumanoides se habían ignorado siempre mutuamente , pues no había conflicto alguno de intereses entre ellos . Como la mayoría de los animales que no competían por el mismo alimento , se mantenían simplemente apartados de sus caminos particulares . Sin embargo , a la sazón Moon-Watcher quedose contemplándolos , con inseguros movimientos hacia atrás y adelante al
sentirse hostigado por impulsos que no podía comprender . De pronto , y como en un sueño , comenzó a buscar en el suelo ... no sabría decir qué , aun cuando hubiese tenido la facultad de la palabra . Lo reconoció al verlo . Era una piedra pesada y puntiaguda , de varios centímetros de longitud , y aunque no encajaba perfectamente en su mano , serviría . Al blandirla , aturrullado por el repentino aumento de peso , sintió una agradable sensación de poder y autoridad . Y seguidamente comenzó a moverse en dirección al cerdo más próximo . Era un animal joven y estólido , hasta para la norma de inteligencia de aquella especie . Aunque lo observó con el rabillo del ojo , no lo tomó en serio hasta demasiado tarde . ¿ Por qué habrían de sospechar aquellas inofensivas criaturas de cualquier maligno intento ? Siguió hozando la hierba hasta que el